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Entrevista a Nacho Dean

"Tras dar la vuelta al mundo a pie aprendí lo valioso que es el tiempo"

"En el más allá, en el mundo de las ideas, todos somos diferentes", comenta el aventurero

Nacho Dean, en Australia. LP/DLP

¿Por qué da el primer paso?

No surge de ningún trauma. La razón principal por la que me lanzo en este viaje es mi canto a la vida. Es un milagro estar vivos. Para tomar la decisión tienes que realizar un verdadero ejercicio de desprendimiento, dejarlo todo y lanzarte a una aventura de la que no sabes si vas a regresar.

Su familia le diría que a qué tan lejos, supongo...

Me decían que si quería dar la vuelta al mundo por qué no me subía al Polo Norte, que allí la circunferencia es más pequeña, y daba una vuelta por arriba.

¿Cuánto se gastó?

Salí de Madrid con mis ahorros. Poco más de 3.000 euros. Y luego hay un proverbio que dice que cuando quieres algo encuentras un medio, pero cuando no quieres hacer nada, encontramos una excusa. Confiaba en que iría consiguiendo sobre la marcha el apoyo necesario, gracias a colaboradores y a donaciones.

¿Iba patrocinado?

No, en absoluto. Ha sido una vuelta al mundo a pie sin patrocinadores, sin seguro médico internacional. Fue como dice el título del libro: Libre y salvaje. La gente me ayudó mucho. Caminar es gratis y también dormir en una tienda de campaña. He ido rozando la supervivencia.

¿Cuál fue el día en que se arrepintió de haber salido de casa?

Ningún día. Pero sí hubo algún momento difícil en que pensé que estaba mejor en el sofá viendo una peli. Estuve en momentos peligrosos. En un atentado terrorista en Bangladesh... Me intentaron asaltar con machetes en México...

¿Qué sentido le saca a la vida tras el viaje?

Que es un milagro estar vivos. Y lo valioso que es el tiempo. Ahora soy una persona mucho más consciente de qué quiero, con los pies en la tierra. También logré una serie de aprendizajes que no puedes adquirir en otros sitios. Aprendes, por ejemplo, las dimensiones del planeta. Yo tengo una noción de qué tamaño tiene la tierra, lo he visto con mis ojos, la he recorrido con mis pies. Aprendes que la inmensa mayoría de la humanidad es buena, más allá de las malas noticias que hay. He estado tres años viviendo con lo que cabe en un carrito, lavando mi ropa a mano, durmiendo en el suelo de una tienda de campaña. Cuando regresas de nuevo a España aprecias todo mucho más.

¿El mundo es demasiado grande o demasiado pequeño?

Pues depende del día. Un día me parecía grande y otros pequeño. Pero aprendí que tenemos que cuidarlo.

¿Encontró su lugar en el mundo, un sitio para quedarse para siempre?

He atravesado regiones increíbles en las que podría vivir, como Australia, Costa Rica o el estado de Colorado, en Estados Unidos. Pero tenía muy claro que hasta que no consiguiera el objetivo de dar la vuelta al mundo a pie no iba a cejar en el empeño. Una de las cosas más difíciles es marcharse. Porque te encariñas de un lugar, de unas personas, y da mucha pereza volver a estar otra vez a la intemperie, buscando cosas básicas como dónde comer o donde dormir. Pero tienes que hacer acopio de valor y fuerza.

¿Cuál es el denominador común de la gente de este planeta?

En el más allá, en el mundo de las ideas, todos somos diferentes. Pero en el más acá, en el mundo real, todos queremos comer, dormir y descansar en compañía de los nuestros. En ese sentido somos todos iguales, seas hindú, musulmán, budista o cristiano. Peruano o iraní.

La soledad, ¿cómo la afrontó?

Tienes que aprender a convivir con la soledad como un elemento más del equipaje.

¿Y eso cómo se logra?

Pues cuando vas atravesando desiertos hablas solo en voz alta. O cantas. A veces me inventaba papeles en películas, escribía o hacía fotografías. Son larguísimas jornadas sin hablar ni ver a nadie. Utilizaba los mecanismos que va desarrollando la gente para sobrevivir.

¿Cuánto cambió España durante el tiempo en que usted estuvo viajando?

No se si España ha cambiado, pero sí los ojos que la miran. Cuando volví a casa, a mi hogar, descubrí que apreciaba todo mucho más. Desde la buena compañía, a la buena comida, a la seguridad de poder pasear por las calles sin que te asalten. Cosas que antes daba por sentadas. Cuando te das una vuelta por el mundo y ves cómo vive la mayoría de la humanidad regresas de nuevo a tu tierra y te das cuenta de lo que tenemos aquí. Tenemos que ser conscientes y aprovechar cada día como si fuera único.

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