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Música

Las 200 promesas clásicas de Inegale

Alumnos de 7 a 17 años perfeccionan sus habilidades musicales y artísticas en el Auditorio

El cursillo musical de verano de Inegale abre las puertas del Auditorio Alfredo Kraus para mostrar el trabajo de 200 estudiantes, de entre 7 y 17 años, que durante diez días recibirán clases de música y movimiento, expresión corporal, percusión alternativa, coordinación motriz, clase colectiva de instrumento, coro, banda y orquesta.

El proyecto fue creado hace 8 años por Néstor Henríquez, Arminda López, Javier González y Giovanni Déniz, de la Asociación Cultural-Educativa Inegale, y en ésta última convocatoria ha recibido más de 350 solicitudes de alumnos para formar parte de este cursillo de verano. El plan, que comenzó con 33 alumnos, reúne ya en sus actividades a 200 jóvenes dispuestos a mejorar sus conocimientos musicales. La iniciativa, organizada por la Fundación Auditorio y Teatro de Las Palmas de Gran Canaria y la Asociación Cultural-Educativa Inegale, tiene como objetivo fomentar y desarrollar una educación completa a través de la música y las artes, todo ello con el aprendizaje y cooperación en grupo.

Además, los chicos/as no solo recibirán lecciones musicales, sino que también realizarán actividades que permitan la mejora de las relaciones sociales favoreciendo su desarrollo personal. "En el colegio o en el instituto los niños con inquietudes artísticas se sienten los raros y aquí están entre iguales, por lo que se crean amistades muy fuertes", explicaba ayer Henríquez durante una pausa en la jornada lectiva. Todas las aulas, incluida la de instrumento, se realizan en grupo para fomentar un buen trabajo en equipo. "Uno de los valores que intentamos transmitir a los chicos de cara a la sociedad es que, en equipo y en conjunto, se pueden hacer muchas más cosas maravillosas que a nivel individual", explica con entusiasmo el violinista y también profesor del campamento.

En el curso se impartirán clases de violín, viola, violonchelo, contrabajo, piano, flauta, clarinete, oboe, fagot o saxofón, entre otros de los muchos instrumentos que la Orquesta Sinfónica ha prestado para de este proyecto cultural.

Debido al éxito de convocatoria con el que cuenta esta iniciativa, Néstor Henríquez mostró su voluntad de ampliar el número de plazas en el futuro para así no dejar fuera a ningún niño. "Estamos valorando diferentes opciones para dar cabida a la altísima demanda de solicitudes que tenemos". De hecho, este año las plazas se agotaron en cinco minutos por el interés que suscita en los padres que sus hijos participen en proyectos culturales como este.

Además, para participar en este curso que se imparte en el Auditorio capitalino no es necesario pasar prueba alguna para acreditar el nivel, lo que facilita que cualquier joven, con independencia de sus conocimientos musicales, pueda formar parte de este proyecto impulsado por la formación. La mayor parte de los niños vienen de distintas localidades de Gran Canaria, sin embargo, también acuden algunos estudiantes de otras islas.

Repetidores

Según afirman los profesores, la mayoría de los niños se despiden con la intención de repetir la experiencia el año siguiente. Esto es lo que ocurre en el caso de Gema, la alumna más joven. Con tan solo siete años, la pequeña violinista está participando por primera vez en el cursillo, y no tiene duda de que volverá el próximo año. Otro ejemplo es el de Diego, percusionista de 16 años y veterano, que repite por tercera vez. "Como las clases son en grupo, compartimos más entre compañeros, y eso es algo en lo que se debería hacer mayor hincapié porque así vivimos más experiencias", narra el joven.

El proyecto, que ha sido puesto en marcha gracias a la ayuda y financiación de la Fundación Canaria Auditorio y Teatro de Las Palmas de Gran Canaria, y al Ayuntamiento y el Cabildo de la Isla, "es muy importante", según Néstor Henríquez, para que los alumnos pongan en práctica sus habilidades musicales en verano sin olvidarlas.

Por la mañana, los alumnos reciben clases de las diferentes disciplinas, con un pequeño recreo intermedio, hasta un parón a partir de la una y media para almorzar. El curso cuenta con servicio de comedor para el que lo solicite. Las actividad lectiva se reanuda a las 16.00 horas, hasta la merienda a las 18.30. La última hora de la jornada se destina a que los alumnos asistan a un ciclo de conciertos impartidos por sus profesores y diversos artistas. Hoy viernes, está previsto que los niños acudan a la representación de una zarzuela en formato reducido. "En el curso se junta la actividad educativa y de convivencia social, y por supuesto, la actividad cultural de los conciertos", comenta el profesor Javier González.

Dentro de las cuestiones sociales que el proyecto quiere poner en marcha está la creación de vínculos afectivos entre los niños, con independencia del lugar en el que residan. Éste es uno de los objetivos que los profesores más defienden. En este sentido, Néstor Henríquez subraya que "los niños hacen piña entre ellos. Es muy bonito ver como chicos de la misma isla que no se conocían se hacen amigos entre ellos. Como niños de La Aldea, que entablan amistad con niños de Telde. Si no fuera por la música, no se conocerían".

Una vez concluyan los diez días de esta convocatoria, los 200 alumnos del cursillo de verano darán, el próximo 26 de julio, a las 19.30 horas, un concierto en la Sala Sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus con la intención de transmitir el mensaje de que "en equipo y en conjunto, se pueden hacer mucha más cosas que a nivel individual", tal como recuerdan los profesores.

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