Ustedes propugnan una manera distinta de acercarse al caballo.
Sí. Es un sistema que creó mi padre, Chico Ramírez, hace 29 años, aplicando sobre todo dos ciencias del comportamiento: la etología, que estudia el comportamiento instintivo de las especies, y la psicología conductista, que explica cómo se da el proceso de aprendizaje. Yo lo aprendí de mi padre y es lo que vamos a llevar a cabo.
Y todo el mundo puede aprenderlo.
Sí. El curso va dirigido a todas las personas que están en el mundo del caballo. Como es una forma de comunicarse con los caballos, le viene bien a cualquier persona, sea herrador, veterinario, mozo de cuadra... o que practique cualquier tipo de educación.
¿Cuál es la clave de su sistema de manejo?
Se trata de establecer el liderazgo con el caballo, que nos considere a nosotros como líderes para poder obtener la respuesta voluntaria, consciente y escogida por parte del caballo. A diferencia del manejo tradicional, con el que se intenta someter y doblegar a través del dolor, tratando de cansar al caballo para disminuir su fuerza y poderlo manipular. La diferencia del manejo natural es que convencemos y no sometemos.
¿Y cómo lo hacen?
Nos basamos en tres principios: la infalibilidad, que se trata de hacer fácil y agradable lo que tú quieras y difícil y desagradable lo que el caballo quiere; la gradualidad, ser tan suave como más puedas pero tan firme como sea necesario, y la empatía y la justicia, que se basa en pedir poco, conformarte con menos y agradecer mucho.
¿Sigue primando, no obstante, el manejo tradicional?
Sí. Yo he estado dando cursos y realizando demostraciones en varios países y el comentario siempre es el mismo. Me dicen que son un poco fuertes en el manejo. A fin de cuentas, el problema es que es una actitud muy humana querer las cosas pronto y recurriendo a la violencia y el castigo físico, en lugar de ser más persuasivo para convencer al caballo. Hay que entender que ellos son animales presa y nosotros cazadores. Lo que tenemos que conseguir es un cambio de actitud en nosotros, comportarnos de una forma menos agresiva, ser más graduales, no recurrir directamente al fustazo o a la espuela, para que el caballo vaya entendiendo qué es lo que tiene que hacer.
Si su sistema es mejor, ¿por qué no se impone?
Además de lo que comentaba de nuestra condición de especie cazadora, está el hecho de que la doma clásica también funciona, sigue dando resultados. Si no los diera, abandonarían esa forma de tratar a los animales y empezarían a buscar otras opciones. Por ejemplo, a un caballo que no quiere subir al remolque lo tratan a base de palos y termina subiendo, aunque sea temblando, bañado en sudor y muy temeroso. Se sube porque al final le termina teniendo más miedo al que tiene el garrote abajo que al remolque. Nosotros subimos al caballo al remolque, pero él sube relajado y tranquilo. Y después está el tiempo. Nosotros echamos mucho menos.
¿Y el sistema sirve para todo tipo de caballos? ¿Se puede reconducir a caballos educados con violencia?
Sirve para todos. En el caso de los educados con la doma tradicional, todos tienen solución, el único problema es que la persona que empieza a manejarlo debe tener las características necesarias para manejar un caballo con ese nivel de complejidad. El manejo natural nos sirve para rescatar a caballos que estaban destinados al sacrificio porque eran muy peligrosos para los humanos. Pero al final de cuentas, el caballo que es altamente peligroso, te quiere patear o morder y quiere botar es que aprendió esas resistencias que le ha dado el humano. La culpa siempre la tenemos nosotros.
¿Cuánto tiempo le lleva tener a un caballo controlado?
Cada uno tiene su temperamento, y unos tardan más que otros, pero el tiempo medio para poder montar un caballo está en media hora. Para hacerlo primero lo montamos a pelo, después le ponemos la montura y lo montamos con la montura puesta y le sacamos los primeros pasos. Es una gran diferencia con el manejo tradicional, que para llevar al caballo con la montura y caminar por primera vez se tarda de cuatro a seis meses. La clave es que, en nuestro caso, el caballo sabe lo que debe hacer y lo hace de buena gana. No estamos luchando con él, entonces es un ahorro enorme de tiempo. Los caballos muy mal educados y agresivos pueden llevarnos una hora como mucho.
