Mejorar la política de ayudas en el ámbito universitario constituye uno de los ejes de la futura estrategia de la educación superior en España, que apuesta por "un sistema de becas que sea sostenible a la vez que garantice la equidad y la cohesión social". Así lo afirmó ayer el secretario general de Universidades del Ministerio de Educación, Jorge Sainz, en el marco de los Desayunos Universidad-Sociedad que celebró el Consejo Social de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

"Quiero recordar que este Gobierno ha sido el que ha fijado el mayor presupuesto en becas. Pero también quiero señalar que siempre que sea posible queremos que esta partida siga creciendo en el futuro", anunció Sainz durante la conferencia que impartió en la sede institucional de la ULPGC, titulada La Estrategia de la Educación Superior en España: Acciones desplegadas por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

El representante ministerial inició su intervención haciendo un diagnóstico del panorama universitario actual, donde se ha registrado un ligero aumento de estudiantes en el último año. "El número de matrícula en la universidad española llegó al 1.558.685 en los estudios de grado, primer y segundo ciclo, máster y doctorado. Rompiendo la tendencia de los años anteriores se produjo un incremento en el grado de 15.500 alumnos, llegando a 1.291.188. Sin embargo los datos más positivos se encuentran en el máster, que se incrementa un 8%, hasta los 184.745 matriculados (13.702 alumnos más).

Anunció que se está a punto de cerrar los programas prebolonia, (diplomaturas y licenciaturas), donde sólo quedan 16.273 estudiantes, 30.000 menos que el curso pasado. "Hay que decir que son los últimos, estos programas prebolonia ya se están extinguiendo y dentro de poco se van a máster y grados postbolonia".

Jorge Sainz también incidió en que, pese al descenso de la población entre 18 y 24 años en el último decenio, se ha incrementado en 8,4 puntos el porcentaje de jóvenes en este tramo de edades, que se matriculan en la universidad.

Respecto a las áreas con mayor demanda de alumnos en el conjunto de la universidad española, citó las Ciencias Sociales y Jurídicas, seguidas por las Ingenierías, la Arquitectura y las Ciencias de la Salud. "Hay que destacar una vez más las escasas vocaciones que tiene los estudios de ciencias, con tan sólo el 6% del total. Este es uno de los aspectos que más nos preocupan a todas las administraciones y me consta que también a las universidades", indicó el secretario general. "La falta de vocaciones científicas es uno de los aspectos en los que estamos trabajando y tenemos distintos programas como los campus científicos de verano, que tratan de convencer a los estudiantes de instituto de que las carreras de ciencia merecen la pena y es una tendencia a la que hay que llegar".

Jorge Sainz también destacó la "calidad" de la universidades españolas, que en su mayoría se encuentran entre las mil primeras del mundo en los rankings internacionales. No obstante, apuntó la necesidad de seguir avanzando "mucho más deprisa", dada la competencia "global" en el ámbito universitario.

"Un joven que entrará en septiembre por primera vez en las aulas, no competirá con un compañero de pupitre ni con otro de la Universidad de La Laguna, sino con alumnos de La Sorbona, de Singapur o Wisconsin. Por eso es vital que en el sector universitario lleguemos a un pacto, y en este sentido se han empezado a hacer avances".

Dichos avances pasan por la hoja de ruta aprobada en el Congreso de los Diputados el pasado mes de diciembre, una proposición no de ley (PNL) que define la estrategia española de educación superior en España, fundamentada en torno a ocho ejes principales.

El primero, según señaló Jorge Sainz, plantea la necesidad de que el estudiante sea el centro de dicha estrategia "para su desarrollo y su crecimiento como persona y profesional, que sea posible en un entorno competitivo, para lo que debe facilitar su inclusión en el mercado laboral". A este respecto, apuntó como primer objetivo, lograr "universidades inclusivas y de calidad" donde no haya diferencias entre estudiantes por razón de su lugar de nacimiento. "Por supuesto, tampoco puede haber diferencias en función de la renta", y vinculado a este derecho citó el segundo eje de acción centrado en lograr un "sistema de becas que sea sostenible a la vez que garantice la equidad y la cohesión social".

Garantizar una educación superior que esté internacionalizada y vinculada a la sociedad, conforman los ejes tres y cuatro de la estrategia universitaria, "que representan una ruptura con la idea de una universidad como torre de marfil, alejada de las necesidades de la sociedad que la rodea. El siglo XXI no lo permitiría y nuestra realidad tampoco".

A este respecto, hizo hincapié en la necesidad de competir a nivel global con "una universidad dinámica que responsa a retos globales", de ahí que el quinto eje gira en torno a la movilidad entre universidades, organismos de investigación y empresas. "Es necesario ganar en competitividad y sólo se puede conseguir a través de una mayor innovación, mejor capital humano y una mejor relación de la universidad con el mundo empresarial".

El sexto eje apunta en la dirección de la modernización de la estructura de las universidades y de su especialización. "Ello pasa porque exista un marco normativo que permita flexibilidad dependiendo de las características propias de cada centro y de sus objetivos".

El representante ministerial hizo hincapié en que todos los retos anteriores pasan por crear un marco financiero "suficiente y estable", y defendió el modelo de "financiación plurianual que refuercen la autonomía universitaria, y por supuesto la rendición de cuentas por parte de los gestores en docencia, investigación y transferencia".

Finalmente, citó la necesidad de establecer un marco estable en la carrera del personal docente e investigador. Así, el octavo eje prioriza el desarrollo de un nuevo estatuto que establezca de forma consensuada el futuro del capital humano de la universidad, con incentivos al esfuerzo. "Necesitamos ser capaces de atraer a los mejores profesores, incentivarlos y motivarlos para formar, para investigar y, sobre todo, para aportar a la sociedad".

El presidente del Consejo Social de la ULPGC, Ángel Tristán, fue el encargado de presentar al secretario general de Universidades a los invitados presentes en el acto, representantes de la comunidad universitaria, investigadores, mecenas de la ULPGC y representantes de instituciones públicas, y del ámbito empresarial, social y cultural de la Isla. En este marco, Tristán demandó una mayor relación entre las instituciones universitarias y el tejido social y productivo de su entorno. "Los dos ámbitos nos movemos constantemente, pero debemos acompasar los ritmos y aprovechar, en el menor tiempo posible, por una parte la sociedad, el conocimiento que producen las universidades; y por su parte la universidad, las demandas de nuestra sociedad".

Sainz anunció que, para estrechar las relaciones Universidad-Empresa, prevén implantar un sistema de sexenios que premie la transferencia, "pero no sólo la transferencia con las industrias, sino con ONG y otros ámbitos. En resumen, los planes de futuro de la universidad española caminan hacia una universidad más involucrada con la sociedad y con la empresa".