"Esta es mi despedida de la salsa" dijo el cantante Rubén Blades tras atacar la primera canción, Pablo Pueblo, que interpretó ayer en su concierto de la gira Caminando, adiós y gracias en el anexo del Estadio de Gran Canaria en Siete Palmas. A continuación muchos espectadores empezaron a gritar un "no, no te vayas". Y la estrella panameña se vio en la obligación de aclarar que sí, que se va, pero sólo en lo que respecta a las grandes galas a nivel internacional ya que "ahora empieza una nueva etapa".

Lo cierto es que el directo de Rubén Blades de ayer fue histórico, perfecto desde el punto de vista sonoro. Además, se trataba de su último compromiso en Europa antes de continuar la gira por América, por lo que las cerca de 3.500 personas que ayer estuvieron en ese recinto podrán presumir el haber podido gozar su último bolo importante. Previamente tocó Vicente García que preparó al personal con su estilo comedido y asequible de esencia básicamente pop.

La Orquesta de Roberto Delgado que acompañaba a Blades sonó de manera prodigiosa, con una nitidez sin parangón por estos lares y con unos músicos que mostraron un profundo conocimiento del género derrochando solos embriagadores, con una gran intuición para manejarse por otros estilo musicales de manera convincente y que se puede comprobar escuchando su último trabajo Salsa Big band.

Los músicos eran Roberto Delgado, (director musical, bajo y coros), Juan Berna (piano), Luis Enrique Becerra (teclados), Marcos Barraza (congas), Carlos Pérez-Bidó, (timbales), Raúl Toto Rivera (percusión), Ademir Berrocal (batería), Juan Carlos Wichy López y Alejandro Castillo, (trompetas), Francisco Delvecchio, Idígoras Bethancourt y Avenicio Núñez (trombones) y Carlos Ubarte (saxo barítono). Y el momento más sublime en este sentido fue el tema Todos vuelven del álbum Buscando América que dedicó a todos los amigos que se habían marchado que aparecían con él en la pantalla.

Y es que aquí se produjo un despliegue rítmico y melódico entre el teclado, bajo y percusiones, perfecto, que rozaba lo hipnótico en algunos momentos. Poco antes, tras el tema inicial, Blades ya incluía el una canción de su primera colaboración con la orquesta con la que estaba de gira, Son de panamá, que llevaba el título de La calle, una canción de la que dijo estaba dedicada "a todos aquellos que viven con dificultades, a los que provenimos de barrios donde el honor y el sacrificio aun tienen significado". Y es que el panameño hablaba continuamente con los espectadores con amplios monólogos en los que prácticamente destripaba las canciones. Siguió con Decisiones que se transformó en todo un alegato en contra de la violencia doméstica y con un animación inclusive por las pantallas. Luego regresó a su nuevo trabajo para ejecutar la contagiosa Nadie sabe con el solo de trompeta de Wichy López.

Impacto

"La primera vez que conocí a la gente de Canarias fue un impacto tremendo para mí", recordó. "Por eso escribí una canción hace 25 años en el fondo musical de una película que hice con Sydney Lumet", señaló antes de presentar la canción A Canarias que quiso dedicársela a todas las Islas del Archipiélago una por una. "Salió en una banda sonora que muchos no llegaron oír", aclaró luego. Y subrayó que había familiares de algunos de los músicos panameños que le acompañaban en la orquesta que descansan aquí. El músico también tuvo tiempo de bromear. "A veces me dice 'yo te quiero Rubén', pero ustedes no viven conmigo, soy de una mala saña impresionante, soy de ese tipo de personas al que los secuestradores lo devuelven en tres minutos, pagan para que me vaya". O cuando reconoció que "en el Caribe todos los blancos son sospechosos, porque siempre tienen a un negro por algún lado". Caín fue otro de los momentos álgidos de su Son de Panamá, no sin antes comentar que la pregunta que hay que hacerse es "¿qué hizo Abel para que Caín hiciera lo que hizo?".

Recordó a Willie Colón cuando interpretó María Lionzo. "Es alguien al que se ve bastante bien para tener 85 años", señaló. También hubo mucha frase comprometidas. "La realidad venezolana la tenemos por todas partes. Y estamos con ellos y esperamos el retorno de la ley y la Constitución", afirmó. O cuando recordó el momento en que "las Naciones Unidas me nombraron embajador contra el racismo hace muchos años y todavía voy a escuelas y hablo con alumnos y el problema del racismo continúa, pero el color de la piel es la geografía, porque todos tenemos el mismo código genético". También recordó a "las muchachas que me usaron" ya que "la que salía conmigo viajaba" antes de atacar Lidia Elena, canción que dedicó a "aquellos a los que le han dicho que no varias veces". O cuando quiso recordar su etapa como ministro de Panamá y dedicarle a los agricultores el tema Buscando. Y fue en la segunda parte cuando repasó sus inmortales Padre Antonio y Pedro Navaja. Rubén Blades dice adiós a los grandes conciertos de salsa. Por eso conviene recordar que el panameño ha marcado una diferencia en el género creando un estilo musical que permitía bailar y pensar al mismo tiempo, siendo el artífice la salsa narrativa con incursiones por otros géneros y una puesta en escena al nivel máximo. También habría que recordar que Rubén Blades fue de los primeros que empezó a editar sus discos cuando la crisis acabó con las gran industria.

Su concierto de ayer fue un estimulante repaso por su vida y, seguro, quedará en el recuerdo como uno de los grandes momentos musicales vividos en la isla sobre un escenario en las últimas décadas.