La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Condado, un olvidado

Entre las tantas joyas gastronómicas que tiene Huelva están sus vinos, algunos de ellos con más historia que los de Rioja o Ribera del Duero

El Condado, un olvidado

Aunque no diga cosa más que es topónimo raro, Bullullos Par del Condado es pueblo onubense obligatorio si se quiere conocer unos vinos singulares, Condado, con cuatro mil años de historia. Y allí visitamos el Centro del Vino y una de sus bodegas artesanales, para, finalmente, almorzar en un figón popularote, y salir hacia Sevilla para tomar un tren.

El centro es interesante. En un recorrido no extenso nos empapamos de las peculiaridades de esos caldos. Una visión generalista sobre el territorio y la viña. Mediante la información que se ofrece a través de diversos paneles y soportes se ilustran y explican las particularidades de la zona, consiguiéndose una perspectiva del proceso que ha sufrido ese vino desde que se conforma, a principios del XX. Y tras el visionado de una proyección se descubre como es su relación con Doñana. Maridaje que aporta beneficios a ambos: Doñana imprime un carácter ecológico y el proceso enológico dota al paraje de algunas particularidades para mantener el ecosistema. Y a través de diversas pantallas táctiles se hace un viaje interactivo en el que se repasa la evolución del vino desde la prehistoria hasta la actualidad.

El recorrido, siempre guiado, se centra en cuatro puntos: Historia del cultivo de la vid, la crisis de la filoxera, personajes relevantes, como Juan Ramón Jiménez, y una singular tradición bodeguera. Además, el centro es el nexo con el resto de los recursos que existe en el territorio relacionado con la Ruta del Vino, que se presenta con cuatro núcleos temáticos; oferta turística que completa la información que se observó en el Centro: Secretos del Condado, Doñana, El Rocío y el vino, Los vinos de las grandes bodegas y Los vinos del Descubrimiento.

La uva reina es la zalema y los vinos son mayoritariamente blancos; recordemos que España, Canarias incluida, es una historia de blancos. Bien es cierto que estos han cedido prestigio, y popularidad, a los tintos; lo que, muy probablemente, es la razón para entender el desconocimiento de caldos como los Condado. Y como en todas las DDOO se dan diversas gamas, y se dan algunos excelentes. Vimos como doctos compañeros de la cata se entusiasmaban.

En cuanto a lo del "Vino del Descubrimiento" nos atrevemos a especular que fue canario el que se llevó Colón; la expedición estuvo aquí veintiocho días y, muy probablemente, el Almirante trajo las naves desde Palos con la mínima carga para aligerar la travesía. Así que, tanto en Gomera como en la bahía de Gando -donde reparó y rectificó piezas de la Pinta-, se pudo surtir de vino, agua y otras vituallas procedentes del rico poblado de Telde; al respecto, el cronista P. Gómez Escudero, en boca del conquistador de la Isla Pedro de Vera, anota que era lugar idóneo para avituallarse: "que les rendían sus tierras de vinos i azúcares viniendo nauíos a cargar en el puerto de Gando". En fin, que no se enojen los onubenses, pero los canarios tenemos, al menos, el beneficio de la duda en cuanto a presumir de que fueron las islas el punto de partida -y muy probablemente del avituallamiento- de la no tan incierta aventura: Colón conocía la existencia de una "autopista" que, colocando las naves sobre ella, hacia el Oeste, las llevaría a... Y si nadie se atrevió antes a cruzar el llamado Mar de las tinieblas ¿Cómo tenía la certeza de que llegaría a un continente nuevo?

En cualquier caso, Huelva tiene vinos magníficos y una de las tres DDOO que existen de vinagres: Condado (junto a Módena y Jerez). En la pequeña Bodegas Juncales, su propietario nos dio pruebas de una sorprendente diversidad; aparte de ese vinagre artesanal (Infante), elaboran un balsámico con 25 años. O el vino de naranja (Bajo Par), que libamos en Casa Brito con los postres. Además elaboran dos vermuts y un Pedro Ximénez (Andrade). El vino de naranja se hace, casi, como el limoncello, aunque en lugar de luquetes de limón fresco se emplean de naranja secos. Y no hay que extrañarse porque se vinifique Manzanilla: ese fino toma el nombre del pueblo que mejor lo da, que es onubense; pero resulta que los jerezanos, que estuvieron bajo las malas influencias del inglés, registraron el nombre a lo ventajista. Y quisieron hacerlo con el Montilla Moriles, pero los cordobeses, que estaban "al loro", les hicieron la "peineta". El almuerzo fue en Bodega Roldán, enorme y vetusto comedor en el que no caben más recetas que las tradicionales y no se cocina cosa más que productos onubenses ¡Casi nada! Y allí, sentado en el bar, vigilante, el octogenario patrón, señor Roldán.

Compartir el artículo

stats