Las contradicciones que encierra la lógica de la industria alimentaria moderna y sus modelos de producción son cuestiones que la sociedad y las instituciones tienden a ocultar bajo la alfombra. Y esta realidad es la que subyace al discurso artístico de la artista Luna Bengoechea, que refleja a través de la confección de una alfombra de semillas de soja, arroz y trigo que dibujan el símbolo de "el ojo que todo lo ve", con el propósito de dirigir la mirada hacia la especulación de las semillas en el mercado internacional.

Esta instalación artística se enmarca en el proyecto expositivo Novus Ordo Seclorum. Nuevo Orden de los Siglos, que la artista inauguró el pasado viernes en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) como guinda a la primera producción realizada al abrigo del programa Artistas en Residencia. Aunque la propuesta de Bengoechea forma parte de una larga investigación fraguada en diferentes periodos en residencia entre Ecuador, Bolivia y España, su propuesta en el CAAM es un proyecto inédito y gestado íntegramente en el taller-laboratorio del centro artístico a lo largo de un mes.

El imaginario de Bengoechea trenza el arte, la conciencia medioambiental y la crítica social desde una esfera concreta, la alimentación, desde el origen de sus productos hasta los sistemas de consumo. La elección del símbolo universal del poder, que corona el reverso de los billetes de un dolar estadounidense, dibuja a su vez una metáfora del dominio que ejercen las multinacionales de la industria alimentaria en el mercado internacional.

"La idea se basa en el funcionamiento del mercado hoy en día, que es un ente invisible y abstracto, pero con un gran poder y dominio sobre el ser humano en todos los ámbitos", apunta Bengoechea. La artista invita a reflexionar sobre " los nuevos sistemas industrializados de producción de alimentos en un sistema dictado por intereses econo?micos y especulación con los bienes naturales".

A su juicio, esta dinámica perversa, cuyo poder articulador presta título al conjunto del proyecto expositivo, se perpetúa "en un entorno en el que hemos perdido el contacto con los orígenes, el medio natural y la procedencia de nuestros alimentos". Por esta razón, los mimbres de la instalación se basan en la contraposición de los dos extremos: los recursos naturales y la especulación en el mercado. Así, Bengoechea pone en jaque a la lógica de la industria alimentaria que, en sus palabras, "es cada vez más ajena a la lógica de la naturaleza".

Para arropar esta propuesta, la artista registra una serie de datos recabados en el portal virtual de la Bolsa Internacional relativos a la fluctuación del valor de la soja en el mercado, lo que dota a la muestra de un contexto socio-político desde la perspectiva del análisis del sistema alimentario.

En esta línea, la propuesta de Bengoechea se inscribe en una reflexión más amplia sobre los hábitos de vida basados en el consumismo voraz y que, a su vez, favorece la sobreexplotación de los recursos naturales. Uno de sus proyectos expositivos anteriores, It´s Alive, que la artista expuso en Gran Canaria y en Tenerife, retoma desde una perspectiva histórica más amplia la evolución de la relación entre el hombre y su medio natural, que la artista recoge en el enunciado "la naturaleza muere por la asfixia".

Con todo, la exposición de Luna Bengoechea en el CAAM puede visitarse hasta el próximo 24 de septiembre. Unos días antes, el 11, comienza la segunda residencia artística en el centro en la que la creadira japonesa Midori Mitamura habitará el centro hasta el 5 de octubre. Esta residencia en particular se desarolla bajo el patrocinio de la empresa JTI. La última residencia de esta primera edición del programa corresponderá al artista grancanario Acaymo S. Cuesta, que precisamente ha exhibido piezas en distintas salas capitalinas con Bengoechea, y que se instalará en el CAAM del 30 de octubre al 24 de noviembre.