Un equipo de astrónomos internacional propone, en un estudio publicado ayer en Nature, un nuevo modelo que explica la formación de agujeros negros supermasivos en el centro de galaxias medusa, grandes estructuras espirales cuyos brazos se asemejan a tentáculos.

El trabajo, liderado por científicos del Observatorio Astronómico INAF de Padua (Italia), se ha elaborado con imágenes obtenidas por el telescopio VLT del observatorio de Paranal (Chile).

Los astrónomos analizaron la configuración de siete galaxias medusa ubicadas en clústeres cercanos a la Tierra, seis de las cuales resultaron contener un agujero negro supermasivo que se alimenta del gas que gira a su alrededor.

Esa proporción es superior a la que se detecta en la población general de galaxias, donde tan solo una de cada 10 contiene un agujero de esas características.

El "sólido vínculo" entre ambos fenómenos "no se había predicho ni se había descubierto hasta ahora", señaló la investigadora Bianca Poggianti en un comunicado del centro italiano.

Ese hallazgo estadístico llevó a los investigadores a analizar el proceso de formación de las galaxias medusa, cuya estructura es el resultado de procesos de presión similares a los que se generan en medios fluidos.

Las galaxias se ven atraídas hacia el centro de los clústeres donde se encuentran debido a la atracción gravitatoria.

Durante esa caída, atraviesan regiones de gases densos y calientes que actúan sobre ellas como un fuerte viento que expulsa colas de gas hacia el exterior del disco principal.