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Entrevista a Manuel Antonio Mora

"Colón tuvo suerte con los huracanes"

"Los nombres de los ciclones tropicales alternan masculinos y femeninos desde 1976", comenta el meteorólogo

Manuel Antonio Mora. LUISMA MURÍAS

Irma obliga a hablar de huracanes.

El término huracán se refiere a los ciclones tropicales que se producen en la zona del Caribe y el Golfo de México, el Atlántico Norte en su parte occidental y el Pacífico Norte en su parte central y oriental. Existen ciclones tropicales en otros lugares, siempre en mares cálidos y con temperaturas superiores a los 26 grados, que se denominan con otros nombres, como tifones. Un ciclón tropical es una gigantesca máquina térmica, extrae su energía de los mares cálidos, donde se produce una fuerte evaporación y la condensación posterior forma grandes nubes de tormenta liberando gran cantidad de calor. Esa energía equivale a la generada por miles de centrales nucleares, es incontrolable y se transforma en fuertes vientos, intensas precipitaciones y mareas ciclónicas.

¿Cuándo hablamos de huracán y cuándo de depresión o tormenta?

Cuando la velocidad de los vientos asociados a estas perturbaciones son inferiores a 63 kilómetros por hora es una depresión tropical. Por encima es una tormenta tropical y se le asigna un nombre para hacer una vigilancia. Si los vientos sostenidos alcanzan los 120 kilómetros por hora es un huracán. La velocidad de esos vientos se categoriza hasta el máximo, cinco, con vientos sostenidos de más de 250 kilómetros por hora.

Ésa es la categoría de Irma.

Sí. El promedio habitual es que haya entre diez y doce tormentas tropicales en esta zona del Caribe y el Golfo de México cada año. Llegan a huracán, aproximadamente, la mitad. Uno o dos por año tienen la categoría tres, con vientos superiores a 178 kilómetros por hora. Este año, José es la décima depresión tropical o huracán.

¿Estaríamos en el promedio?

Sí, aunque la temporada de huracanes en esta zona va del 1 de junio al 30 de noviembre. En 2016 hubo quince tormentas tropicales, de las que siete alcanzaron la categoría de huracán, cuatro de ellos de categoría tres o superior. En 2005 hubo treinta y una tormentas tropicales, quince de ellas huracanes, entre ellos el Katrina.

Estamos en el promedio para todo el año, pero en mitad de temporada.

La época más activa ya pasó entre finales de agosto e inicios de septiembre.

¿España está libre de huracanes?

No del todo. La vida media de un huracán es una semana, debilitándose gradualmente hasta perder las características de ciclón. La mayoría inicia su desarrollo en las costas de África, desplazándose como tormentas con cierto grado de organización en el seno de la circulación general de estas latitudes, es decir, los alisios. Pero su curso natural puede desviarse y el huracán ser engullido por la circulación del oeste de latitudes medias, llegando a Europa, muy debilitado. En 2005, Vince, que llegó a ser un huracán de categoría uno, se formó en las cercanías de las islas Azores y llegó al sureste peninsular muy debilitado. Es el huracán formado más al este del Atlántico y se podría considerar el primero en llegar a la Península.

¿Cómo les ponen el nombre a las tormentas tropicales?

En cada zona es diferente. En el Caribe y el Golfo de México, desde 1953 se bautizaron con nombres femeninos. Desde 1979 se alternan masculinos y femeninos, españoles y anglosajones. Hay seis listas predefinidas de nombres anuales por orden alfabético, aunque para las tormentas especialmente relevantes o muy destructivas se propone la retirada para que quede identificado ese huracán. La lista empieza cada año por la letra A, masculino o femenino alternativamente. Cada nombre comienza con una letra del alfabeto. No se seleccionan la Q o la U, el listado es de 21 nombres. Generalmente es suficiente, pero en 2005, un año de extraordinaria actividad, se continuó con letras del alfabeto griego.

Da la sensación de que los fenómenos meteorológicos se han extremado.

Es difícil de decir, ya que ahora hay más seguimiento, más repercusión en los medios, las redes sociales? El registro preciso con datos meteorológicos no va más allá de mediados del siglo XIX y sólo en algunos lugares. Se estima que entre 1886 y 1998 hubo unos 566 huracanes, de los cuales casi un 5%, en concreto 22, llegó a ser categoría cinco. Parece que hay un aumento en intensidad y duración de los ciclones tropicales desde 1970. Pero hay huracanes en el Caribe y el Golfo de México desde hace miles de años. Cristóbal Colón llegó un 12 de octubre a la isla La Española, teóricamente en plena temporada de huracanes. Tuvo suerte de no encontrarse ninguno.

Colón fue afortunado.

En su cuarto viaje, en 1502, parte de la flota española se hundió por un huracán, pero en 1492 la meteorología fue benévola para la historia de nuestro país. No lo fue tanto en el verano de 1588. En junio, un fuerte temporal acabó con buena parte de las naves de la Armada Invencible, en su asedio a Ingla­terra. No son frecuentes temporales atlánticos tan intensos en esas fechas. Aunque no toda la culpa del desastre se debió a este temporal, el curso de la historia hubiera sido muy diferente. Los daños que sufrimos ahora no son comparables a los de siglos pasados, cuando una tormenta les alcanzaba totalmente por sorpresa y sin infraestructuras adecuadas. En las tormentas tropicales, no sólo el viento causa daños. Tras Harvey hubo lluvias torrenciales y extraordinarias y hay fenómenos de subida y bajada súbita del nivel del mar (mareas ciclónicas), con olas que se adentran muchos kilómetros.

¿Parecido a los tsunamis?

Los tsunami tienen su origen en un terremoto: el movimiento sísmico origina olas enormes que se desplazan con gran rapidez. En la marea ciclónica es menos brusco pero con la subida del nivel del mar, de varios metros, inunda las zonas costeras penetrando bastante distancia. Las mareas ciclónicas causan más víctimas a nivel mundial que las lluvias o el viento asociado a los huracanes.

¿Cómo puede el presidente de Estados Unidos negar el cambio climático?

Los hechos científicos son muy claros y el IPCC elabora informes y resúmenes para los responsables de políticas, pensando en que deben tomar las decisiones y no tienen por qué ser científicos.

¿Climatología para dummies ?

Es un documento simple y explica qué es lo que hay y hacia qué vamos. La toma de decisiones es algo muy complejo, porque hay muchos intereses. El acuerdo de París es un primer paso de concienciación global, aunque haya países que no lo hayan ratificado.

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