¿Cuánto hay de realidad y ficción en Cartas de Irene ?
Cartas de Irene es tan real como la vida misma.
¿Pero no se ha dejado llevar por la necesidad de hacer que la historia fuera más literaria?
De ninguna manera, al haber conocido la historia real que se esconde tras esta obra se ha acentuado tanto mi vínculo con la protagonista, que he terminado inmerso en ella.
¿Entonces es cierto que Irene se puso en contacto con usted para contarle su historia después de haber leído su novela El fajín rojo ?
Efectivamente, Irene es una mujer que me llamó por teléfono para contarme su historia, que según ella era más dolorosa de lo que yo había escrito en mi primera obra. Cuando me la contó en su casa comprobé impresionado que no estaba equivocada.
¿Aceptaría incluir su novela dentro de los cánones de la literatura indigenista?
Si por indigenista entendemos tener como objetivo el dar a conocer los problemas de nuestra gente, de tantos años olvidados por la literatura canaria, de tantas historias soterradas y amores imposibles, entonces con toda justicia la considero indigenista.
¿Y en los de la novela de formación o novela de aprendizaje, ese género literario que retrata la transición de la niñez a la vida adulta?
No sólo es eso, también debemos verla como una novela que retrata la oscuridad de amores imposibles que tuvieron lugar durante dos décadas del siglo pasado y que nunca han salido a la luz.
“Describir el universo de generaciones ya desaparecidas debe ser nuestro principal compromiso”
¿Cuál debe ser la principal labor de la literatura local?
Creo que describir el universo socio cultural de generaciones ya desaparecidas debe ser nuestro principal compromiso.
¿Por qué ha querido tratar temas tan escabrosos como la prostitución, el incesto, la violencia doméstica y la agresión sexual?
Para que no se diluyan en el fondo del tintero, para que no se olviden y sobre todo para que no se repitan.
¿Cree que sacar estos hechos a la luz sobre el papel ayudará a que no vuelvan a suceder?
Tengo la esperanza de que no se repitan, pero sobre todo de que no se olviden.
En Cartas de Irene aparecen abusos sexuales a menores en La Casa del Niño. ¿Tiene referencias concretas de hasta qué punto los hubo?
Por confidencialidad y para salvaguardar la identidad de mis informadores, prefiero no hacer ningún comentario al respecto. Cada cual conoce su pasado.
¿Está sugiriendo que habrá lectores que se reconocerán en los personajes de sus páginas?
En absoluto, para bien o para mal la mayor parte de esa gente está muerta.
En este aspecto de denuncia de una realidad que se ha querido ocultar, su libro es totalmente innovador en el panorama de la literatura canaria, ¿a qué cree debido que estos temas hayan sido soslayados por los escritores del Archipiélago?
No estoy seguro de tener una respuesta. Quizá sea porque el paso del tiempo ha borrado la memoria histórica de tantos y tantos lugares de acogida donde el silencio ha sido la salvaguarda de muchas historias oscuras.
Su novela El fajín rojo fue una obra de lectura obligatoria en institutos, no creo que esta novela corra la misma suerte teniendo en cuenta la temática.
Eso lo tendrán que valorar los responsables de Educación. Pero pienso que no estaría mal que nuestros jóvenes conocieran la realidad de las existencias que vivieron sus abuelos.
¿Por qué se ha decidido a esperar a su cuarta novela para tratar sucesos como estos?
No creo que sea como estás afirmando, porque desde mi primera novela se tratan estos temas, uno de los principales aspectos de mi literatura siempre ha sido narrar la intrahistoria de la sociedad canaria.
