Tres turistas canarias en Puerto Rico, Leire García, Náyade Cabeza y Raquel Rodríguez, se sienten en "desamparo total" después de que la aerolínea española Iberia cancelara su regreso el pasado domingo, un día antes del vuelo, sin ofrecer ninguna opción para abandonar o subsistir en el país caribeño, devastado tras el paso del huracán María, hasta este fin de semana, cuando se prevé reanudar las operaciones tras la catástrofe natural. Desde la compañía recuerdan que el aeropuerto de San Juan permanece cerrado para los vuelos internacionales y apenas opera una decena de conexiones domésticas con el sureste de Estados Unidos desde el pasado miércoles, cuando el ciclón de categoría 4 azotó Puerto Rico tras devastar Dominica y las Islas Vírgenes.

Aunque Iberia ofrece vuelos entre Miami (Florida, EEUU) y el estado libre asociado de Puerto Rico en código compartido con American Airlines, no pueden reubicar a sus pasajeros ante las peticiones cursadas por "miles de clientes" de la compañía norteamericana para retornar del país caribeño, detallaron fuentes de aerolínea con sede en Madrid, aún a la espera de la confirmación oficial de las autoridades puertorriqueñas sobre el futuro restablecimiento de las rutas internacionales. Desde la compañía española añadieron que se transmitió la información disponible con las limitaciones propias de una zona sin suministro eléctrico ni líneas telefónicas, por lo que recomendaron a los clientes afectados contactar a través del correo electrónico (emergenciapuertorico@ec-sitel.com) para facilitar sus datos con el objetivo de acelerar su localización y repatriación tan pronto operen los vuelos al extranjero ante las previsibles restricciones y esperas del aeropuerto Luis Muñoz Marín.

"El sábado nos confirmaron que el vuelo salía, sin problema, pero el domingo mandaron un mensaje con la cancelación del vuelo y llamamos desesperadas, innumerables veces, pero nos dieron el 30 de septiembre como única opción y nos trataron súper mal, no hay derecho", lamentó ayer, en conversación telefónica a través del servicio de mensajería WhatsApp, Leire García, de 27 años y vecina de la capital grancanaria. También Antonia Ramírez, madre de Raquel Rodríguez, situó ayer el "único problema" sufrido por su hija y sus compañeras del viaje, todas enfermeras en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, en el "trato nefasto" brindado por Iberia con respuestas telefónicas como "o cogen ustedes el vuelo del sábado o pierden el dinero" y "no es problema de la compañía" la subsistencia de las tres jóvenes cinco días más en la isla.

"Y no nos han garantizado que vuelen el sábado, pero venden billetes de Puerto Rico a Miami, no lo entiendo, es una situación de indefensión y una sensación de abandono total, una odisea, no quiero dinero, no me importan las indemnizaciones, sino que me confirmen el vuelo de vuelta y me voy caminando a la virgen del Pino, y no soy de caminar", añadió Antonia Ramírez, también enfermera pero en el Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil. Aunque acostumbrada a las urgencias sanitarias, reconoció que, "por la noche, cuesta dormir y saltan las lágrimas" y valoró que el resto de las familias continúan "nerviosas y ansiosas" por la situación de las tres amigas grancanarias.

Habituales compañeras de viaje en destinos como Islandia o México, las jóvenes se encuentran "físicamente bien" y permanece alojadas en el hotel contratado para sus vacaciones, pero alertaron de la carestía tanto de alimentos y agua en los supermercados como billetes de dinero en los cajeros automáticos. Efectivamente, Puerto Rico continúa en una situación crítica a causa de la destrucción de sus infraestructuras por el paso del huracán María, lo que mantiene a la isla sin prácticamente suministro eléctrico y con escasez de combustible en las calles debido a problemas de distribución.

En toque de queda indefinido de 5.00 horas locales de la tarde a 7.00 de la mañana, el país contabiliza el fallecimiento de 16 personas por el huracán y el rescate de 5.500, aunque todavía 11.000 pernoctan en refugios. Alrededor de 1.300 efectivos de la Guardia Nacional patrullan las calles junto a la Policía para garantizar la seguridad, con casi 40 detenidos por la violación del toque de queda y otros tantos por robos y daños.