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Salud I Congreso de Seguridad y Prevención en el Litoral de Canarias

"Los servicios de salvamento en playa deberían ser parte de los bomberos"

"La playa es un entorno dinámico. No podemos tener la misma señal toda la vida en la bajada de unas escaleras", destaca José Joaquín Cabrera

José Joaquín Cabrera en el Paraninfo de la ULPGC, sede del Congreso de Seguridad y Prevención en el Litoral. YAIZA SOCORRO

¿Cuáles son las estrategias de gestión que hay que implantar para reducir las cifras de ahogados en las costas de Canarias?

Propongo seis estrategias basadas en el modelo anglosajón, un modelo suficientemente experimentado y probado y además aplicando metodología con rigor científico. De estas estrategias, quizás la más importante es la toma de datos. Igual que a nivel policial, científico y judicial se toman todos los datos de un incidente como un incendio forestal, un crimen o un caso de violencia de género, tenemos que darle el mismo tratamiento a los ahogados en nuestras playas e incluso a los rescates que pudieron haber sido potencialmente ahogados.

Llama la atención que no exista un registro de datos en el caso de los ahogamientos.

No lo hay. Yo hice un estudio durante seis años donde aparecieron datos muy extraños como que el mayor índice de ahogados se recogía entre las 12.00 y las 14.00 horas, una franja que coincide con los horarios de almuerzo de los socorristas. Esto nos permite adaptar los servicios de salvamento en playa en base a datos objetivamente contrastados y recogidos, y que pueden evolucionar a lo largo de los años.

En el Congreso ha recomendado adoptar el modelo anglosajón de las banderas de aviso a los bañistas. En Canarias uno de los problemas es que no hacen caso a la bandera roja. ¿Cuál es la estrategia anglosajona y en qué puede beneficiar el cambio?

En el ámbito anglosajón (Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, en algunos lugares de Inglaterra), tienen la bandera verde, la amarilla, la roja, y la doble roja que viene a significar que la playa está cerrada al baño. Es decir, la bandera roja no prohibe al baño, te pide un nivel de precaución alto o que nades hasta la altura del pecho, con lo cual ese doble uso y distinto que hacemos del ámbito anglosajón puede estar suponiendo alguna parte de incidentes de gente que ha viajado a otros lugares y las banderas no significan lo mismo. Deberíamos utilizar la simbología que ya está en otras partes del mundo.

También aboga por cambiar la señalización en playas. ¿En qué falla el modelo actual?

La playa es el elemento más dinámico de todos los entornos en los que se mueve el ser humano, hay cambios de carácter atmosférico, de radiación ultravioleta, temperatura, radiación solar, de las mareas, de la arena de la playa, de la fauna, del entorno marino... Si todo eso es dinámico incluso a lo largo de doce horas, ¿cómo no podemos ser dinámicos con la señalización? Debemos adaptarnos a cada momento, marea alta, baja, ahora hay erizos o aguavivas, ahora no, cuando hay corrientes y cuando no. No podemos tener una señal que dura toda la vida en la bajada de unas escaleras.

¿Qué opina de la idea del director de la Escuela de Salvamento y Socorrismo de crear un cuerpo nacional de socorristas?

Tiene que haber una carrera profesional en el salvamento en playa. Muchos y grandes ayuntamientos costeros no tienen técnicos especialistas dentro de sus plantillas en salvamento en playas. Es necesario una estructura profesional debidamente remunerada y titulada, con posibilidades de promoción laboral. Ahora bien, mi propuesta es que los servicios de salvamento en playa sean una parte de los servicios de bomberos, como ocurre en California, Los Ángeles o Hawai. De tal manera que son agentes de la autoridad y además tienen la capacidad de ser reforzados en situaciones graves por toda la estructura del cuerpo de bomberos.

¿Habla de bomberos especializados en salvamento en playa?

No exactamente. Serían personas que forman los cuerpos de bomberos, se entrenan con ellos y dependen orgánicamente de sus estructuras de mando. Eso da un cambio de mentalidad al socorrista de tal manera que le obligaría todos los días a entrenar una hora diaria, a hacer su revisión de equipamiento, y además tienen detrás una estructura de soporte de profesionales que están las 24 horas activa, y puede acudir a la playa a realizar un rescate a cualquier hora. Es una opción, pero hay muchas más.

¿Qué opina del nuevo decreto en el que trabaja el Gobierno de Canarias?

Creo que llega tarde. Hablamos de retomar un decreto del año 2003, con 14 años de retraso, y a estas alturas es probable que estuviéramos hablando de la versión 3.0. Yo espero que el nuevo borrador, que está abierto a propuestas, recoja algunas de las que lanzo y que van dirigidas a ayuntamientos, organismos públicos y al propio Gobierno de Canarias que me ha invitado a exponerlas en este foro.

¿Cómo valora este Congreso?

Hay un ante y un después a partir de este primer congreso regional, porque significa que el gobierno reconoce que tenemos un problema y que hay que buscar la solución.

Un problema grave teniendo en cuenta el aumento del 70% de ahogamiento respecto a 2015. ¿A qué obedece?

Cuando hice mi estudio entre 2006 a 2012 el incremento fue del 153%, y ha seguido aumentando. Esto es porque no se ha implantado ninguna medida que haya permitido reducir o frenar el incremento. Hemos estado hablando y mareando la perdiz sobre qué hacer pero sin concretar nada. Pero ya hemos dado el primer paso al reconocer que tenemos una enfermedad, y a partir de ahora hay que buscar un diagnóstico más claro de esa enfermedad, aplicar el rigor científico, la metodología, y hacer un análisis exhaustivo de cada incidente para aplicar medidas. Normalmente los incidentes son reiterativos, en los mismos lugares, en condiciones parecidas y con los mismos perfiles victimológicos de ahogados.

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