Científicos de Harvard -Manasavi Lingam y Abraham Loeb- proponen colocar un escudo magnético gigante en órbita, para defender a la Tierra de una eventual tormenta geomagnética resultado de una fuerte llamarada solar.

Las llamaradas solares representan un riesgo particularmente grave en el mundo de hoy, dependiente de las redes eléctricas, especialmente sensibles a este tipo de eventos, y se convertirán en una amenaza aún mayor debido a la creciente presencia de la humanidad en la órbita baja terrestre, con satélites de comunicaciones.

"En términos de riesgo, la mayor parte de la atención en el pasado se dedicó a los asteroides", señala Loeb a Universe Today. "Mataron a los dinosaurios y su impacto físico en el pasado fue el mismo que lo que será en el futuro, a menos que sus órbitas sean desviadas", explica. "Sin embargo", añade, "las llamaradas solares tienen poco impacto biológico y su impacto principal está en la tecnología. Hace un siglo no había mucha infraestructura tecnológica alrededor. El daño es altamente asimétrico entre el pasado y el futuro".