La exposición solar y la edad son los principales factores desencadenantes de las enfermedades oculares más frecuentes en Canarias. Hablamos del ojo seco, terigión o carnabón, las cataratas y, la más grave, la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE). Así lo afirmó el presidente de la Sociedad Canaria de Oftalmología, Francisco Cabrera, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, con motivo del Día Mundial de la Vista, que se celebra cada año, el segundo jueves de octubre, con el objetivo de impulsar la prevención de la ceguera y brindar la oportunidad de aumentar el grado de sensibilización y compromiso a fin de garantizar a todos el derecho a ver.
"El síndrome del ojo seco es la causa más frecuente de consulta oftalmológica, fundamentalmente en mujeres y a partir de los 50 años. Puede ser una dolencia leve, que da la sensación de picor, escozor o arenilla y que se alivia con lágrima artificiales; a un grado más severo, que puede incluso producir úlceras corneales y trastornos estructurales del ojo que conlleven a una pérdida de visión", indicó el especialistas.
También es frecuente la patología conjuntival, relacionada con la exposición al sol y las radiaciones ultravioletas. "Al ser una región con muchas horas de sol, aparecen problemas como los terigión", indicó el doctor Francisco Cabrera.
Los terigión, conocido también como carnabón en las zonas rurales, son un crecimiento de la conjuntiva sobre la córnea, que se da sobre todo en gente joven que trabaja al aire libre, como agricultores o pescadores. "Aparece por irritación crónica, exposición a los rayos ultravioleta, calima... Produce pequeñas inflamaciones y termina creciendo sobre la córnea. Algunos casos se tratan sólo con lagrima artificial y protección solar".
Relacionado con la edad y las radiaciones ultravioletas, también hay una gran prevalencia de cataratas, una afección del cristalino, la lente natural del ojo que enfoca la imagen en la retina, que con el tiempo se va volviendo opaco, pierde su condición de transparencia, y eso hace que aparezca la catarata. "Está relacionada con el envejecimiento pero también con la cantidad de radiación ultravioleta que hayas recibido durante tu vida. El cristalino aparte de ser una lente que enfoca la imagen sobre la retina, cumple también la función de filtro de la radiación ultravioleta. Al final hay que intervenirla porque produce una pérdida de visión que puede ser muy invalidante".
Sin embargo, uno de los mayores avances quirúrgicos respecto al ojo se ha dado en las cataratas. Antes era una cirugía muy arriesgada por lo que sólo se hacía en pacientes que tenían una pérdida de visión casi total, pero en la actualidad se opera precozmente, y de forma ambulatoria. "Es la cirugía que más se realiza en el mundo en el ámbito hospitalario. El paciente entra por su propio pie en el quirófano, se hace con gotas, no hace falta anestesia profunda, y a las pocas horas se va para su casa. Su incidencia está aumentando mucho porque la población cada vez envejece más, y tiene más posibilidades de desarrollar este tipo de complicaciones".
Entre las patologías prevalentes más graves, al ser una de las causas principales de pérdida de visión, se encuentra la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), una degeneración de la retina asociada al envejecimiento que en la actualidad constituye una de las principales causas de ceguera en el mundo occidental, según explicó el jefe de Oftalmología del Hospital Insular.
"El factor fundamental de esta enfermedad es la edad, y contra eso no se puede hacer nada, y además es una enfermedad que se relaciona mucho con la genética, es decir, si tienes familiares de primer grado (padres, hermanos) con la enfermedad, tienen un riesgo más elevado de padecerla", indicó Francisco Cabrera, al tiempo que alertó de la existencia de factores externos que pueden ayudar a prevenir la enfermedad, como es el caso de mantener una dieta sana, evitar la radiación ultravioleta usando gafas de sol desde edades tempranas, y evitar el tabaco, "el factor exógeno corregible que más se asocia al riesgo de padecer DMAE".
Otra de las patologías de la retina más graves, es la Retinopatía Diabética, en personas con diabetes, principal causa de ceguera en la población activa en la actualidad. "La diabetes está prácticamente ya desbancando a la DMAE como la principal causa de ceguera en el mundo occidental, y es especialmente grave porque es la causa líder de ceguera en la edad laboral, entre los 20 y 60 años. Eso implica que está dejando ciego a un sector de la población productivo y activo", subrayó el presidente de la Sociedad Canaria de Oftalmología.
En este sentido destacó la importancia de extremar las medidas de prevención del riesgo de desarrollo de complicaciones de la diabetes, a través del control de la enfermedad desde el diagnóstico.
"La diabetes es una enfermedad crónica de la que no te vas a curar, pero para evitar sus complicaciones debes llevar un control exhaustivo que se fundamenta en tres pilares: el tratamiento, la dieta y el ejercicio. Es como un taburete, si le quitas una de las tres patas se cae", indicó Cabrera sobre este problema sociosanitario de primera magnitud "porque la prevalencia de diabetes no hace más que subir, y Canarias tiene una incidencia ligeramente superior a la media nacional en diabetes, pero lo que si es cierto es que las complicaciones derivadas de la enfermedad triplican la media nacional".
Como dato, el doctor Cabrera apuntó que en Canarias hay en torno a unos 160.000 diabéticos, de los cuales hasta un 30% terminará desarrollando una retinopatía diabética, y de ellos el 10% va a tener un edema macular, principal causa de la pérdida de visión. "Uno de los principales gastos farmacéuticos del Servicio Canario de Salud es el derivado del uso de fármacos para tratar el edema macular diabético".
Por todo ello, Francisco Cabrera aconseja a la población en general, adoptar medidas preventivas para favorecer la salud ocular, tales como una dieta equilibrada cercana a la dieta mediterránea, y ejercicio; el uso de protección solar con gafas de sol homologadas desde edades tempranas; lágrimas artificiales en casos de exposición prolongada a calimas, aires acondicionados...; y revisiones periódicas al oftalmólogo desde la infancia.
