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Tecnología

El espía que llevamos en el bolsillo

La utilización del móvil para navegar por la red se convierte en una puerta de entrada para ciberdelincuentes y supone la monitorización de nuestras vidas

Quizá, sobró la última cerveza. Ahora no se estaría posponiendo la alarma una y otra vez. El sueño se entremezcla con la primera lectura de los correos. Estos movimientos son suficientes para que el móvil sepa cómo se encuentra su propietario. Por no hablar del atractivo para ciberdelincuentes.

Una mirada fugitiva al safari fotográfico de Instagram. Echar un vistazo rápido a Facebook para ver si la solicitud de amistad enviada ha sido aceptada. Comprobar y leer el último correo. ¿Cuántas veces ha mirado al móvil en lo que va de día? ¿Acaso recuerda la última vez en las que ha pasado 24 horas sin echarle la mano al teléfono? Ahora mismo acaba de vibrar en el bolsillo. ¿O ha sido sólo su imaginación? Guste o no, el móvil se ha convertido para muchos en el centro neurálgico de sus vidas. Un apéndice más del cuerpo que evoca síntomas de amputación cuando no se lleva encima. Pero la cosa no se limita tan sólo al uso de las redes sociales. La expansión del smartphone ha traído también consigo un innegable cambio de hábitos en el acceso a internet. La conexión a la red a través de móviles y tabletas se ha multiplicado y con ello también el número potencial de personas que pueden sufrir un hackeo de sus terminales.

Un primer rastreo inocente en Google muestra el alcance. Al introducir en el buscador cómo hackear un móvil aparecen más de 800.000 resultados. Desde tutoriales detallados hasta vídeos en los que se explica paso a paso cómo tomar el control del teléfono ajeno. El móvil es, hoy día, el eslabón más débil a través del que los ciberdelincuentes intentan robar datos o perpetrar estafas. Si la mayoría de usuarios tiene claro que en su ordenador de casa tiene que instalar un antivirus, esa precaución disminuye en el caso de los móviles. Una realidad que confirman en la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI). Esta agencia, que depende del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital vela la seguridad de los usuarios a la hora de navegar por la red y proporciona la información y el soporte necesarios para evitar caer en manos de un ciberdelincuente con fines espurios. "Por el simple hecho de acompañarnos a todas partes, los móviles se exponen a ciertos riesgos", aseguran los expertos que trabajan en OSI. Un riesgo que se incrementa sustancialmente si se utiliza una red de wifi abierta al público. Los principales peligros a los que se enfrenta el usuario son, según la OSI, los siguientes: robo de información, sufrir un ataque de phishing para obtener datos confidenciales y el robo de credenciales. Con toda esta información obtenida de forma ilícita, el último fin que persiguen la mayoría de ciberdelincuentes, y que es la suplantación de identidad para fines espurios, ya está al alcance de la mano.

Como se ha mencionado anteriormente, el nivel de alerta entre los usuarios disminuye en todo lo relacionado con el móvil, siempre que se compara con las precauciones iniciales que se suelen adoptar en los ordenadores físicos. Para prevenir los ataques a través de los móviles hay una regla de oro que se intuye básica: menos es más. Esto significa que hay que ser especialmente desconfiado a la hora de instalar aplicaciones que requieren acceso a mucha información. Sobre todo, cuando lo que ofrecen no tiene nada que ver con el servicio que ofrecen supuestamente. Por ejemplo, un navegador que pide acceder a la agenda del teléfono resulta sospechosa. Los expertos constatan que hay gente precavida en el ámbito físico que baja precaución cuando hay una pantalla de por medio.

También hay consenso en que las medidas preventivas aplicables tanto a móviles como a ordenadores empiezan por el sentido común. Los ciberdelincuentes echan mano de la llamada ingeniería social para intentar ganarse la confianza de los usuarios a través de mensajes de correo atractivos, que simulan conocer al destinatario. Hay que desconfiar de las comunicaciones de origen poco claro. Lo mismo pasa con la petición de amistad por parte de desconocidos en las redes sociales. La chica exuberante que supuestamente te vio tomando algo la última noche en el bar, no es más que un robot ansioso por robar los datos personales de cada usuario que le da el visto bueno.

"Cuando navegamos por internet a través de nuestro móvil, es bastante frecuente encontrarnos con ventanas que nos informan de situaciones como que nuestro dispositivo no está funcionando de manera óptima", asegura los informáticos que el objetivo que hay detrás es el de confundir al usuario y hacer que caiga en la descarga de aplicaciones que prometen optimizar nuestro teléfono. "Este tipo de aplicación milagrosa que dice conseguir que el dispositivo funcione incluso mejor que cuando era nuevo, generalmente es de pago, con lo que sus desarrolladores ya habrán obtenido rédito económico. Pero este beneficio no se queda ahí, sino que la aplicación además puede recolectar información personal del usuario o instalar malware sin pedir permiso.

Órgano sensorial

Otro de los aspectos a tener en cuenta es el móvil como herramienta de monitorización. Los móviles modernos son como pequeños ordenadores con una enorme capacidad calculadora y se comportan como un órgano sensorial. Están llenos de sensores que no dejan de recabar datos. A través de programas especializados, se puede determinar qué es lo que está pasando y cómo se conforma una realidad concreta. ¿A qué hora suena el despertador? ¿Con qué frecuencia se utiliza el móvil para hacer pedidos en una plataforma concreta? ¿Por dónde nos vemos? ¿Cuántas y a quién le sacamos fotos? Las posibilidades son prácticamente infinitas. La seguridad absoluta es imposible. ¿Qué pasa cuando se deniegan los correspondientes permisos que solicitan las aplicaciones? Que éstas dejan de funcionar y se hacen inservibles.

Para la OSI, una de las mejores aplicaciones que hay en el mercado para proteger el móvil se llama Conan. Permite conocer el estado de seguridad de tu dispositivo y muestras soluciones a posibles riesgos a los que está expuesto. También detecta las aplicaciones maliciosas y verifica si las aplicaciones están actualizadas. Pero los expertos coinciden en algo: se haga lo que se haga, siempre hay alguien más listo por encima.

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