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Entrevista a Zeneida Miranda

"La superación personal une la tetralogía 'Renacer"

"Todos los personajes de las novelas sufren un suceso que rompe sus vidas y deben volver a empezar", apunta la autora de la tetralogía 'Renacer'

Zeneida Santana. LP / DLP

Va a presentar esta nocne su tercer libro, el segundo de la tetralogía Renacer. ¿Cómo surge la idea de esta saga?

En un principio no tenía idea de que fuera a ser una tetralogía. Pensaba en un libro único, Golpes en la vida. Pero mientras lo escribía, fueron apareciendo personajes secundarios de los que me fui enamorando y empecé a pensar que se merecían una historia propia. Donde caben dos caben tres, y después cuatro. Y así, casi por casualidad, fue como surgió Renacer. El nombre de la tetralogía viene del principal hilo argumental de todas las historias. Todos los protagonistas sufren un hecho que rompe su vida y por el que deben volver a empezar. A mi mejor amiga se le ocurrió el nombre Renacer y a mí me pareció adecuado.

En la tetralogía aborda el tema de la violación, ¿a qué se debe?

Quería crear un personaje femenino muy fuerte y de mucho carácter y llevarlo al límite para ver cómo reaccionaba, cómo actuaba. ¿Sería capaz de pelear o se dejaría morir? Por eso en todos los libros de la tetralogía la superación personal es el hilo argumental que une todas las novelas. Se trata de cuatro historias autoconclusivas con personajes relacionados entre sí. En la segunda novela de la tetralogía, El Corazón de Ángela abordo el tema de la pérdida.

¿Podríamos decir que los protagonistas se comen al autor y es usted quién a través de ellos siente una necesidad de superación o hablamos solo de ficción?

Todos hemos tenido que renacer alguna vez. Todos hemos tenido que enfrentarnos en alguna ocasión a la pérdida de un ser querido, o hemos tenido que dejar escapar un sueño imposible, plantar los pies en la tierra y decidir ser sensatos. Tomar ese tipo de decisiones maduras, que nos alejan de los niños que fuimos, es en cierta forma una manera de renacer. Sin ir más lejos, hace poco he tenido que reinventarme laboralmente, que también puede ser una forma de renacer. Además, siempre he pensado que es muy difícil que en todos nuestros personajes no haya aunque sea un poquito de nosotros mismos. Por ejemplo, a Sarah y Ángela les encantan las series de investigación igual que a mí y de adolescente Ángela soñaba con ser como Lois Lane, igual que yo.

Se ha ido haciendo usted un hueco en la literatura, pero ¿se ha encontrado con muchos obstáculos?

Empezar es complicado siempre, en cualquier aspecto. Quizá lo que peor llevo es la falta de empatía entre compañeros y la falta de reciprocidad. Por otra parte, también he tenido la suerte de contar con el respaldo de una buena maestra a la que siempre agradezco. De dar con una buena editorial y un editor que siempre responde cuando se le necesita. Una familia maravillosa y buenos amigos que están ahí para hacer ruido y apoyarme cuando se les necesita y cuando no, también.

Cada vez hay más escritores que lectores, ¿qué opina de este hecho?

No soy nadie para opinar sobre esto. ¿Qué hace a un escritor? ¿Un título? ¿En qué? ¿En filología? ¿En periodismo? Pienso que todo aquel que tenga la inquietud de plasmar algo por escrito merece ser llamado escritor. En su mano está después el deber y la obligación de esforzarse por hacerlo bien y llegar al público. Lo que sí que es realmente triste es que haya cada vez menos lectores. Que la gente prefiera invertir su tiempo en otros entretenimientos más banales y que haya personas que se vanaglorian de no haber leído nunca un libro, eso sí que me da muchísima pena.

Usted escribe novela romántica, un género subestimado, ¿cuál cree que es la razón?

La verdad es que si ganara un euro cada vez que me hago esa pregunta sería rica y podría dedicarme solo a escribir (risas). No lo sé, pero de siempre la novela romántica ha sido la prima pobre de la literatura. Quizá a los grandes eruditos les parezca muy fácil contar una historia de amor o muy banal. Hoy por hoy es uno de los géneros que más se lee y que más se vende en España, pero se nos sigue mirando mal. Y si ya hablamos de erótica ni le cuento, mejor no decir que además de romántica escribes erótica porque entonces sí que caes en desgracia. Aunque ahora parece que está de moda. En Canarias estamos intentando, a través del grupo RomantiCanarias, hacer un poco de ruido. Darnos voz y hacernos escuchar, somos muchas y en la pasada feria del libro de Las Palmas estuvimos presentes, pero aún necesitamos mucha ayuda y cuesta conseguirla.

¿Qué escritores le han in- fluido?

De niña pasé de leer a Disney a leer a Danielle Steele, una de las grandes de la literatura romántica de los 80. Fue un gran acontecimiento para mí cuando empezaron a dejarme leer los libros para mayores de mi hermana. Así que creo que directamente, Steele y sus grandes historias de amor es quien más ha influido en mi forma de escribir. Actualmente, mi gran amiga, Menchu Garcerán, quien además tengo el inmenso privilegio de que aceptara escribir el prólogo de El Corazón de Ángela, influye mucho en mi forma de narrar porque ambas nos decantamos por el thriller romántico. Lena Valenti es un gran referente en literatura erótica. También me gusta mucho el estilo de Robyn Karr en su saga Virgin River porque también cuenta historias autoconclusivas con personajes que se relacionan en unas y otras.

Además de las dos entregas que faltan para completar la saga, ¿en qué otros proyectos está trabajando actualmente?

Actualmente trabajo de lleno en Renacer III y cuando necesito romper con la carga dramática que supone la tetralogía tengo lo que he llamado "mi novela de desahogo" que es una historia más erótica que romántica en la que me estoy poniendo a prueba en ese género. Es un estilo mucho más ligero, donde no quiero entrar en dramas, solo una historia de pasión y amor. Mi proyecto más inminente es El mundo de Lisa, con el que voy a probar suerte en el mundo de la autoedición, y que se trata de la recopilación de una serie de historias, a modo de relatos cortos, que fui escribiendo durante los meses que trabajé como colaboradora en un periódico digital.

¿Qué consejo les daría a los jóvenes que están empezando a escribir?

El mismo que me dieron a mí: que las musas te pillen trabajando. Es decir, el truco está en sentarse cada día a escribir un po- co. Aunque no estés inspirado, aunque no tengas ganas. Aun- que solo pongas tonterías en un documento en blanco de word. Perseverancia y paciencia, mu-cha paciencia. En el mundo de la literatura hay que tocar muchas puertas y en algún momento, aunque ya creas que no pasará, una se abre.

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