Viaja por el mundo, cámara en mano, documentando historias de amor. Inmortalizando momentos, que se convertirán en recuerdos para toda la vida. Así es la vida de Pablo Beglez, un fotógrafo canario que ha hecho de su pasión, su modo de vida. Hace tres años, puso en marcha el proyecto The Wolves Workshop, un taller de fotografías de bodas en el que participan los mejores profesionales del sector, a nivel mundial, y reúne a otros muchos que desean aprender de los más grandes. La idea toma como escenario la Isla de La Graciosa, que se ha convertido en la atmósfera perfecta para llevar a cabo el proyecto.

"Llegó un momento en el que quise dedicar mi carrera a realizar este tipo de fotografías, y empecé a acudir a formación. Entonces, me fui dando cuenta de pequeños detalles susceptibles a ser mejorados, y quise crear un proyecto que reuniera todas mis experiencias formativas", cuenta Beglez, muy entusiasmado con la idea que ha desarrollado. Asimismo, el profesional, que además figuró en 2015 en la lista de los 30 Rising Stars -una de las más codiciadas de su sector y que distingue a los mejores fotógrafos del mundo- reconoce que era consciente de que los workshop a los que acudía con anterioridad, se convertían en "virales". Por esta razón, "quise enmarcar el proyecto dentro de las Islas Canarias".

En esta ocasión, el taller se ha celebrado entre los días 5 y 11 de noviembre, y logró reunir a 97 fotógrafos de distintas nacionalidades. "Convertir Canarias en un perfecto destino de bodas es uno de los propósitos. Si Islandia lo ha conseguido, nosotros también podemos. Es importante que el mundo conozca a las Islas como un paraíso, y que sepa que disfrutamos de un clima increíble y de unos paisajes de cuento", expresa el fotógrafo. Con respecto al motivo por el cuál se ha elegido La Graciosa como escenario y no otra Isla, Beglez apunta que "es un lugar perfecto para llevar a cabo nuestra actividad, porque al ser un sitio pequeño, nos permite trabajar codo a codo en el proyecto, sin hacer vidas separadas fuera de los momentos de formación. Además, es un lugar que impacta mucho, porque entre otras cosas, no tiene carreteras".

Por lo que concierne al funcionamiento del taller, Beglez explica que cada año seleccionan a cuatro speakers principales -que son una eminencia en el mundo de la fotografía- y cuatro bonfires, que son aquellos fotógrafos que están empezando a brillar, pero que aún no lo han logrado. No obstante, también existe un grupo de attendees -que engloba a todos los que vienen a aprender- y los staff, "donde me encuentro yo, junto con otros compañeros de profesión, gestionando todo", cuenta el artífice del romántico proyecto. No obstante, cabe destacar que hay un límite establecido de 100 inscritos, y "los requisitos de admisión están sujetos, simplemente, en función del orden de llegada de las solicitudes", aclara el artista.

Nada más llegar a la Isla del Archipiélago Chinijo, todos los profesionales se reúnen para hacer una barbacoa de bienvenida. Los días posteriores, la cámara se convierte en la compañera inseparable de la aventura, aunque también disponen de tiempo libre para explorar los rincones de la Isla y compartir experiencias. "Este año la nacionalidad predominante ha sido la estadounidense, y también la más joven", expresa el fotógrafo. Y añade que, "es increíble haber conseguido que haya venido gente desde lugares tan lejanos, hemos contado, incluso, con gente de Australia". Con respecto a los speakers, Beglez asegura que "ha sido todo un lujo poder traer al australiano Jonas Peterson, al alemán Lukas Piatek, y a los estadounidenses India Earl y James Moes". Todos ellos, se encuentran a día de hoy en la élite del sector, y que hayan querido venir a la Isla a impartir el taller, "le concede un gran estatus a Canarias".

Por otra parte, cabe destacar que las parejas de novios con las que trabajan los fotógrafos son reales. Sin embargo, no todos los nupciales pueden participar en el proyecto de Beglez. "Tenemos que hacer una selección, no queda otra, por motivos de presupuesto, ya que tenemos que hacer frente a su gastos. En esta ocasión, seleccionamos a dos parejas. Normalmente, me fijo en gente extrovertida, porque eso es muy importante a la hora de hacer la sesión fotográfica", aclara el profesional. Además, quiso agradecer el apoyo de las empresas canarias que respaldan su proyecto, ya que "sin ellas, The Wolves Workshop no podría haber nacido".

Asimismo, para este profesional de la fotografía, que además puede presumir de tener el título de Fotógrafo Revelación Bodaf Europa -que ganó en 2012- y le concedió una gran visibilidad, "el proyecto supone un reciclaje anual. La fotografía es un mundo muy cambiante, está en constante evolución y, más aún en plena era digital. Siempre hay nuevas técnicas que aprender". Pero además, reconoce que Wolves tiene cierta dosis de "egoísmo personal". "Tengo claro que no quiero pasar el resto de vida viajando por el mundo inmortalizando bodas, tengo ganas de aterrizar ya en casa y hacer de Canarias un atractivo para este tipo de eventos, que además otorga a las Islas importantes beneficios económicos".