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Entrevista a José Miguel Perera

"El desconocimiento de Cairasco indica la triste situación de la sociedad canaria"

"A Cairasco se le conocerá realmente cuando podamos acceder a su obra completa", asegura el doctor en Filología por la ULPGC y autor de 'Literatura canaria con identidad (y más allá)'

José Miguel Perera. LP / DLP

¿Por qué afirma que la obra de Cairasco aún espera su redención?

No conocemos en absoluto al primer poeta de la tradición literaria canaria, o al menos como sería deseable. Se nos ha acercado de manera antológica con el argumento de que la mayoría de lo que escribió no tiene interés. A Cairasco se le conocerá realmente cuando podamos acceder a su obra completa. A todo ello hay que sumar el desconocimiento casi general en que se tienen algunos de sus principales textos, dígase la Esdrujúlea o algún otro de teatro inédito. Pero lo más sangrante es la situación en la que sigue Templo militante, su mayor obra poética. Todo ello es un claro indicio, tal y como se apunta en el libro, de una triste situación estructural e histórica de la sociedad canaria, incapaz de reconocer al menos sus más valiosos méritos.

¿Cómo es que es imposible encontrar Templo militante a pesar de haberse celebrado el cuarto centenario de su muerte en 2010?

A pesar de que se pueden encontrar en internet determinadas copias de algunas de las ediciones del siglo XVII de Templo militante, no hay un acceso hoy a una edición actual en condiciones.

Pero Julio Rodríguez lo ha reeditado.

Si bien es verdad que su edición acerca un mayor número de textos que las antologías precedentes, tampoco es completa. Por otro lado, hay que tener en cuenta que las diversas ediciones de los cuatro tomos poseen variantes significativas, con lo que es necesario contrastarlas para acercar un texto definitivo aceptable. Animado en parte por mí, desde hace casi diez años todo ese trabajo lo viene realizando el investigador Antonio Henríquez Jiménez, y ahora solo falta que alguna institución se anime a sacarlo a la luz.

También reflexiona acerca del escaso aprecio que se tiene por Pancho Guerra.

Es una suerte poder leer hoy al rico y diverso Pancho Guerra en la edición última de su obra publicada por el Cabildo. Lo que no es tan grato es la escasa consideración que se le tiene como autor literario. El ámbito lingüístico reconoce su riqueza y sus aciertos; pero en el literario todavía nos cuesta encajar el estilo regional y costumbrista de sus propuestas más conocidas.

¿A qué se debe todo ello?

Fundamentalmente a la perspectiva parcial que se tiene de la vida cultural, donde se distinguen con independencia algo que se llama popular y algo que se denomina culto, y que en el fondo esconde el supuesto privilegio de un ámbito sobre otro. Se trata de una injusticia más, en este caso bajo el pretexto del conocimiento y el saber, desde el que no se es capaz de ver todo el particular mundo de sabiduría presente en las obras de calidad de este tipo de literatura.

¿Por qué este desprecio por la literatura canaria?

Para mí forma parte, a grandes rasgos, de un problema estructural social de la coordenada humana canaria, un problema secular que no somos capaces de resolver porque no somos capaces de reconocerlo. ¿Cómo va a ser posible si ni siquiera nos reconocemos como sociedad singular? Es como si, en lo más profundo, pusiéramos en cuestión incluso parte de nuestra propia humanidad como seres singulares. Esto es lo que hace que queramos hablar como no lo hacemos o afirmando directamente que no sabemos hablar, con la consecuente imitación ridícula de modalidades de habla ajenas. A mí no me parece que eso sea parte de una sociedad sana ni madura, especialmente cuando estos lamentables pensamientos se manifiestan igualmente en gente que posee estudios superiores; lo que también demuestra que nuestro problema va más allá de una cuestión de educación formal.

Uno de sus artículos presenta un programa de ocho puntos para reflexionar acerca de la cultura canaria. 16 años después, ¿qué queda de aquellas reflexiones? ¿Se ha cumplido alguna?

Fue un manifiesto leído por el grupo que hacíamos la revista Calibán y que animaba al mundo cultural canario a trabajar en la línea que planteábamos. Y en ese sentido, más que cumplirse, pues no había nada que cumplir, lo que ha pasado es que la gran mayoría hemos seguido trabajando desde su ámbito en un sentido más o menos cercano a los puntos de aquel programa de compromiso humano, literario, crítico y cultural desde Canarias.

Cuando escribió gran parte de estos artículos era un universitario. Ahora que es profesor, ¿sigue suscribiendo todo lo que dijo?

Casi todo, por eso me he animado a volver a publicar textos de aquella época. Tal vez hay determinadas críticas que hoy matizaría, o directamente no escribiría sobre determinados autores o asuntos. En cualquier caso, me parece fundamental que tanto antes como ahora siga funcionando el sentido crítico con respecto a la literatura y a la cultura, porque desde esa perspectiva de puesta en cuestión es como podremos ir mejorando, o acaso es uno de los factores que pueden contribuir a ello. La crítica significa cuestionar y cuestionarse desde la subjetividad y el razonamiento, sea para aplaudir o para echar por tierra. Dar importancia a lo que se escribe o se hace en Canarias no es solo, como creen algunos, echarse flores.

Se niega a hablar de la tricontinentalidad de las Islas porque según afirma, esta teoría de la identidad canaria está formulada para evitar una reflexión más complicada y compleja.

Sí, creo que suele utilizarse como muletilla para no hablar directamente de lo que nos pasa y somos. Al decir "yo tengo de todo un poco" se evita hablar de manera clara de algo que va mucho más allá de esa simpleza afirmativa. En este sentido es en el que lo digo.

¿Y cuál es la identidad ca- naria?

Para mí es un conglomerado de factores que nos hacen ser como somos. Entre todos ellos hay aspectos individuales, familiares, municipales, estatales, mundiales... En uno de todos esos contextos que entremezclados configuran nuestra forma de ser, está la circunstancialidad canaria (geográfica, económica, histórica, cultural, religiosa...) como aspecto central configurador de lo que somos. Conceptualizamos y abstraemos, tenemos mayor o menor conciencia crítico-histórica, pero la identidad se ilumina cuando estamos frente a otros seres concretos; humanos como nosotros, pero que son evidentemente diferentes y a los que siempre, por eso mismo, se les debe respetar. Con lo cual es algo que está en el día a día, en cada segundo, en cada pensamiento, en cada sueño... aunque no seamos conscientes de ello.

¿La globalización la está destruyendo?

Si la globalización es la uniformidad de los seres humanos, sí. Aunque más que una destrucción lo que se produce es un cambio. ¿Qué es la identidad canaria para cada uno? Porque si para algunos no tiene importancia en lo que somos, no sé de qué se preocupan. Si, como creemos, en nuestra configuración humana las particularidades insulares son tan importantes, aunque no las únicas, entonces el asunto se torna más problemático: pues hablamos entonces del no respeto y la injusticia con respecto a la diversidad humana. Ahora: la identidad no es inmutable, con lo que tampoco se trata de agarrarse a nada. Lo importante es el conocimiento histórico, la conciencia de lo que hemos sido y de lo que estamos siendo; pero no para permanecer en el estatismo, sino para despertar aquel sentido crítico que señalábamos cara a un futuro mejor.

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