La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista a María Pascual de la Torre

"'¡Malacatú!' es un reto para lectores malabaristas de lengua atlética"

"La inmersión en la literatura infantil y juvenil me tiene abducida en estos últimos años", confiesa la ilustradora y escritora

María Pascual de la Torre. LA PROVINCIA/DLP

¿Qué es Malacatú , el álbum escrito e ilustrado por usted, que ha ganado el primer premio del Cabildo de Gran Canaria?

Es un conflicto casero muy habitual en el que se cuela la magia. ¡Malacatú! invoca el poder transformador que tienen las palabras cuando se barajan con ingenio.

¿Son estas ediciones el núcleo de su trabajo profesional?

He encontrado en el álbum ilustrado una estructura narrativa muy rica y cargada de posibilidades para el tipo de historias que quiero contar y quiero seguir explorándolo. Son puzles en los que cada pieza tiene que tener un sentido hasta conformar una unidad bien cohesionada y coherente en un juego que me apasiona. Aunque no es el único sector al que me dirijo, la inmersión en la literatura infantil y juvenil me tiene abducida y estos últimos años ha sido la principal fuente de inspiración hacia la que he dirigido mis proyectos personales. Cuestionarme la razón de ser y el sentido de la literatura para niños me ha ayudado a hurgar de manera aún más sincera en esas cosas que me fascinan, a escudriñarlas con una mirada más detectivesca, y a plantearme cómo contarlas para llegar al lector.

¿Qué otros títulos y temáticas han salido de su imaginación literaria y plástica?

Después de muchos años enfocada en el ámbito de la creación plástica entre exposiciones, instalaciones y publicaciones de investigación artística, mis proyectos personales se han canalizado en el formato del libro y el primero que concebí de principio a fin como autora fue ¿Dónde están mis gafas?, en el que también se mezclan lo cotidiano y la sorpresa a lo largo del recorrido del despistado protagonista en la desesperada búsqueda de sus gafas por toda la casa. Otro de los proyectos editoriales más especiales y satisfactorios fue Maya y Selou, que trabajamos mano a mano la autora del texto Lara Meana y yo. Este fue el libro elegido para una campaña de difusión de lectura en 2016, con una edición de 1.800.000 ejemplares por todo Brasil. Uno de los libros que trabajé como autora de textos e ilustraciones fue ¿Sales a jugar?, tras dos años y medio de investigación en el tema de los juegos tradicionales al aire libre. Y cito finalmente Los de atrás se quedarán, que escribí e ilustré con mis descubrimientos sobre el terrorífico origen del famoso juego Pasemisí.

El premio recayó por unanimidad en su obra, entre otras 92 de diversas procedencias. ¿Es el mayor galardón de su carrera?

Sin duda es un premio muy importante y de gran repercusión. La satisfacción ha sido comparable a la que sentí cuando me concedieron el Premio Extraordinario y Primer Premio Nacional fin de carrera en Bellas Artes.

¿Cuáles son sus premisas artísticas y pedagógicas?

Como recolectora, tengo un gigantesco listado de tesoros que continúo ampliando a lo Diógenes. Recurro una y otra vez a los textos de Ana Pelegrín y todos los caminos que emprendo me llevan a Joaquín Díaz. La acidez tronchante de Mark Twain, Roald Dahl o Christine Nöstlinger, que cuentan sin tapujos, me abrieron una de las más importantes compuertas lectoras durante mi niñez. ¡Fue tan liberador leer la Maravillosa medicina de Jorge y confirmar que había abuelos y sapuelos! O la sorpresa que podía brotar de una lata de conservas. He crecido releyendo a Mafalda una y otra vez y no pararé de desgastar las páginas de los álbumes de un sinfín de autores. Soy fan de las cajas de filosofía para niños de Wonder Ponder y por nada querría perderme las reuniones de "las banqueteras" y de "los canencianos", ni a mi sobrino Leo, con quien espero compartir todo y más.

El jurado ha destacado la originalidad de Malacatú y el protagonismo del juego creativo. Descríbanos ese juego.

El juego, como la magia, no tiene sentido si no se observa de cerca. Invito a recorrer sus páginas para seguir los desafíos que acontecen. Es un reto para lectores malabaristas de lengua atlética, todo un entrenamiento para confeccionar conjuros.

Son frecuentes en España convocatorias como la de este Concurso Internacional de Álbum ilustrado, en el que colaboran un ente público y una editorial privada catalana?

Que conozca, hay otras dos convocatorias de prestigiosos premios internacionales de álbumes ilustrados. El Premio que organiza La Biblioteca Insular de Gran Canaria ofrece una oportunidad extraordinaria para la creación de proyectos de álbum ilustrado. Y poder colaborar con la editorial A Buen Paso y contar con la mirada certera de Arianna Squilloni es un aliciente que multiplica la recompensa del premio.

Texto, imágenes y edición crean un universo de ficción a partir de una situación cotidiana. ¿Cuál es esa situación en el caso de Malacatú?

Las trifulcas más habituales suelen surgir de las cosas más corrientes. En ¡Malacatú! hijo y madre tienen sus armas desenfundadas. Hay que asomarse al álbum y abrir el telón, el desafío está servido.

Hacer extraordinario lo cotidiano es lo propio de la poesía. ¿Es este el proceso habitual en su obra?

Pienso que hacer extraordinario lo cotidiano es una táctica al alcance de todos que contribuye a hacer más interesante nuestro día a día. Me interesan los resquicios entre la realidad y la ficción y creo que nada puede superar el asombro que siento al descubrir el funcionamiento de los engranajes alucinantes que conforman nuestra realidad, los hechos más sorprendentes suelen ser los que suceden a nuestro alrededor. Hay tantísimas cosas asombrosas que voy perdiendo el interés por crear universos de ficción pura. Mis proyectos parten cada vez más de la investigación minuciosa de hallazgos fascinantes que me ayudan a entender un poco más este mundo tan complejo, o a encontrar respuesta a las preguntas que me obsesionan.

¿Qué edades suele tener su público lector?

En los proyectos de álbum infantil ilustrado, mi máximo interés es conectar con el lector infantil y a ellos van dirigidos mis libros, pero nunca pienso en una edad concreta, pues prefiero contagiar esa curiosidad que me lleva a perseguir pistas para después compartir lo que descubro. Me encantaría conectar con los lectores independientemente de su edad.

La gente joven parece hoy más interesada en el imaginario digital que en la lectura. ¿Es un fenómeno irreversible?

La llegada de nuevas herramientas tecnológicas siempre ha generado inquietud y nos ha hecho replantearnos las estructuras, lo cual acaba enriqueciendo el debate y los caudales de comunicación. Lo importante es fomentar la curiosidad del niño, hacer que conozca y explore todas las vías creativas de las que pueda disponer para combinarlas, que experimente con ellas y que así pueda escoger las que le parezcan más adecuadas para lo que quiera contar.

¿Qué volumen tiene su obra editada, y qué prepara en la actualidad?

Tengo aproximadamente una veintena de libros publicados entre los que se encuentran, además de los mencionados, El maestro invita a un concierto y ¡Fútbol! Mucho más que un juego, Os tres desexos, Ilustradores Españoles, Cuentos africanos, El pirata Patarata y su abuela Celestina, La detective Julieta y el caso del ratón Pérez, y varios libros ilustrados para editoriales. En prensa, he publicado ilustraciones y artículos en El País Semanal y varias revistas. Una vez que ¡Malacatú! esté absolutamente listo, retomaré un proyecto sobre el ruido en el que llevo tiempo trabajando y que estoy abordando desde varios puntos de vista. Además, voy colocando en fila otras ideas que me rondan y que me apetecen muchísimo tanto por la temática como por las personas con quien voy a colaborar, Ellen Duthie y Raquel Martínez. Se avistan en el horizonte chispas entre viñetas, misterios, carcajadas sonoras y mucho juego, eso no puede faltar.

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