El calentamiento del charco de Tejina que se detectó hace poco más de un mes con temperaturas anómalas por encima de los 45 grados se produjo por la floración de un alga y la nula regeneración del agua.
Según fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, el color que presentaba la charca se debía a la presencia de diatomeas, un tipo de alga que se encontraban en fase de floración, algo que ocurre de forma habitual durante esta época del año. Tanto la elevada temperatura de la charca como el color que provocaba la diatomea se debía, principalmente, a que no había renovación del agua. Así, según detalló el Gobierno canario, tras las mareas vivas de estas semanas, ya se habrá renovado el agua y el charco tendrá un aspecto similar al del resto de charcos de la zona, con una temperatura normal.
Voluntarios de la Asociación Volcanes de Canarias constataron la existencia del calentamiento de un charco marino en la costa cercana a la población de Tejina en una zona conocida como Punta de las Salinas, en las proximidades de la Baja del Diablo. En el charco en concreto no entra el agua del mar de forma directa, como sí ocurre en otros espacios de la zona.
Desde esta asociación comprobaron que existe un "incremento progresivo de los registros de temperatura a medida que la sonda se aproxima al punto más profundo". En el agua, en superficie, obtuvieron una temperatura de 27,7 grados centígrados; 37,7 a unos 40 centímetros de profundidad; y 47 grados en el fondo, a unos 80 centímetros.
En su propósito de colaborar con las autoridades responsables de la Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias procedieron a trasladar un informe con sus resultados a la Dirección General. Desde este organismo se pidió al Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) que se desplazara a la zona para comprobar qué ocurría, así como también a científicos y técnicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN), personal que ratificó las temperaturas anómalas y descartó una causa geológica del calentamiento.
La Dirección General de Seguridad y Emergencias solicitó al Banco de Algas que analizara los organismos que viven en este espacio al observar que el agua era más turbia que en charcos cercanos.
