Cristóbal García Blairsy, quien fuera presidente del Patronato del Colegio Universitario, director del Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Las Palmas, consejero del Cabildo de Gran Canaria y catedrático en Química Técnica, además de uno de los impulsores de la creación de la ULPGC; falleció ayer en la capital grancanaria a los 86 años de edad. García Blairsy quiso despedirse con unas escuetas palabras en la esquela que este periódico publica en la última página de la edición, en la que indicó que tiene la "esperanza" de tener "un feliz reencuentro" con su mujer Anita Reina y su hijo Guillermo, este último padre del Banco Español de Algas, fallecido en 2012 y que este año fue nombrado hijo predilecto de Las Palmas de Gran Canaria a título póstumo.

García Blairsy nació en Santa Cruz de Tenerife en el año 1931. En la Universidad de La Laguna se licenció como Químico Técnico, para posteriormente doctorarse en Madrid. En una entrevista concedida a este periódico, declaró que en aquellos año "creía firmemente que lo mejor era que La Laguna se convirtiera en la universidad de Canarias. Un centro superior de ámbito regional era lo más idóneo por una razón: una universidad de 50.000 alumnos es mucho más potente y eficaz desde todos los puntos de vista que dos de 25.000". Pero llego un momento "que la mentalidad y, sobre todo, la presión social política del eterno problema -el pleito insular- lo hacía absolutamente inviable". Fue entonces cuando el que fuera director de la UNED durante más de treinta años, emprendió la causa para convertirse en uno de los líderes de la fundación de la ULPGC.

En la entrevista recordó cómo uno de los primeros pasos para llegar al objetivo llegó en 1968, cuando era consejero del Cabildo de Gran Canaria. En aquel entonces, García Blairsy solicitó una reunión con el entonces rector de la ULL, Antonio González, quien le sorprendió con la respuesta que le dio a su petición de una universidad en la provincia de Las Palmas. "El rector me dijo, nada más entrar en su despacho, que había hablado con el ministro para empezar los estudios de Ingeniería y Arquitectura, siempre que el Cabildo asumiera los gastos". "Desde luego fue algo inesperado", apostilló. El trabajo de aquellos años, donde aseguró que la Universidad se gestó bajo una historia "rocambolesca e improvisada", tuvo sus frutos en abril de 1989 cuando se creó la ULPGC. Por aquellos años, Cristóbal García Blairsy era director de la UNED, cargo que ocupó desde su creación en el año 1972.

En noviembre 2012 recibió con dolor la muerte de su hijo Guillermo, a los 54 años de edad, víctima de un cáncer. No quiso que su memoria cayera en el olvido y dos años después se convirtió en su biógrafo con la edición de un libro. "El objetivo fundamental de este relato biográfico es rescatar la memoria de mi hijo Guillermo, para transmitírsela a sus hijos y descendientes y ofrecérsela a sus familiares, amigos y colegas y personas interesadas en conocer a Guillermo y su obra", escribía en las primeras líneas del libro que se tituló Guillermo García-Blairsy Reina. Un científico visionario. Este trabajo le llevó un año durante el cual recogió los testimonios de buenos amigos, colegas científicos y familiares.

El pasado mes de junio, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria reconoció la trayectoria científica de Guillermo García-Blairsy como hijo predilecto a título póstumo y fue su padre quien se encargó de recoger la mención. En aquel acto, uno de los nietos de Cristóbal García Blairsy aseguró que "a la tristeza al menos sumamos la alegría de este premio". "Estamos muy contentos pero con el sabor agridulce de que mi hermano y mi madre no han podido venir", añadió.

Ahora, Cristóbal García Blairsy espera reencontrarse con su hijo y con su mujer, a la que llamaba cariñosamente "Anita". En el aviso de su fallecimiento describe su vida como "larga y pródiga", gracias también en parte a la playa de Las Canteras, uno de sus rincones idílicos en el que se retrató incluso allá por los años 50 del siglo pasado. El catedrático no quiso abandonar este mundo sin dar las gracias y despedirse. Sus últimas palabras en la esquela, después de rogar una oración para que se cumpla su sueño de reunirse con su mujer y su hijo, son: "Muchas gracias a todos y hasta siempre".