El pasado octubre la joven Gara Castro viajaba de Gran Canaria a Barcelona para someterse a una delicada intervención quirúrgica: iban a extirparle células cerebrales mientras leía un libro. Fueron seis horas de quirófano durante las cuales el equipo de neurocirujanos del Hospital Sant Joan de Déu logró extraer de su cerebro el foco de epilepsia que castigaba a esta adolescente desde que era muy niña. Trabajaban tan cerca del área relacionada con la lectura, que a media operación despertaron a la paciente, sedada sólo con anestesia local, para que se ejercitara con un libro mientras extirpaban las células, asegurándose así de que sus capacidades lectoras no se veían menguadas. Para la ocasión, Gara eligió un texto de la gimnasta Almudena Cid, su heroína.

La epilepsia se había convertido en una circunstancia incapacitante en la vida de esta chica de Vecindario. En un mismo día llegó a sufrir hasta 27 crisis, filosas y breves como metrallas. Lourdes, su madre, recuerda el día que descubrió que algo no andaba bien en la salud de la niña. "Ella tenía dos años y medio. Dormíamos todos en la misma habitación y comenzó a hacer movimientos extraños, parpadeaba los ojos, la parte derecha se quedaba semirrígida. En ese momento pensamos que podía ser sonámbula".

El diagnóstico médico despejó cualquier duda: Gara sufría epilepsia. Ésta se manifestaba en una serie d episodios desarmantes. "Estaba caminando y hablando de forma normal, cuando de pronto se paraba y una parte de su cuerpo se quedaba rígida. Comenzaba a balbucear o a decir incoherencias. Se llegó a caer en varias ocasiones porque con los movimientos que hacía se iba retorciendo", recuerda Lourdes. La aparición de estos ataques era imprevisible, pero la probabilidad de su acometida era mayor en épocas de estrés como las previas a los exámenes

Llegó un momento en que los fármacos se mostraron incapaces de embridar la enfermedad. "Le recetaban todos los que iban saliendo nuevos, pero al poco tiempo se acostumbraba y rápidamente dejaban de hacerle efecto. Cuando probó los que había para niños tuvo que comenzar con los de adultos", señala la madre.

Llegados a este punto, la neuróloga que trataba a Gara en Gran Canaria les propuso a ella y su madre explorar posibilidades quirúrgicas que no eran factibles en las Islas. Se decidieron por el Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona.

Durante un primer ingreso en ese centro, en febrero de 2016, colocaron una serie de electrodos en la cabeza de esta adolescente de 16 años para tratar de localizar la zona cerebral de donde partía la actividad eléctrica que se traduce en ataques epilépticos. Esta tentativa, que duró cinco días, fue infructuosa, por lo que ya en abril de 2017 la sometieron a una larga intervención de 11 horas durante la cual implantaron una docena de nuevos electrodos a Gara, pero esta vez en el interior del cerebro. Tras once días lograron, esta vez sí, precisar la ubicación del foco epiléptico.

Se propuso intervenir para extirparlo, pero antes se avisó a la familia del riesgo que implicaba la operación. "Nos dicen que han localizado la zona", recuerda la madre, "pero cabe la posibilidad de que afecte al lenguaje. Así que nos daban la opción de operarla despierta, algo que nunca se había hecho antes en niños. Dijimos que sí".

La intervención fue todo un éxito, la joven no ha vuelto a sufrir episodios epilépticos y poco a poco le van retirando la medicación. Sus habilidades lectoras están intactas y Gara retomó con normalidad sus estudios de 4º de la ESO. Lourdes ha estado junto a su hija durante todo este proceso. "Yo soy fuerte y muy positiva, pero es difícil. Allí estás sola. El equipo médico ha sido como una familia, llegamos a crear una relación muy especial", finaliza.