Al tercer intento, en solitario, a bordo de un taxi y de madrugada. La familia de Claudio Cabito Santana Hernández (Las Palmas de Gran Canaria, 1935) cuestiona al Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín las maneras de su alta hospitalaria a principios de marzo después de tres meses ingresado en el área de psiquiatría por un intento de suicidio a finales del pasado año. "No está para seguir ahí, vale, pero tampoco para echarlo a las cuatro de la mañana con esas formas", argumenta Pedro Santana, de 72 años, junto a la casa de su hermano en el capitalino barrio de La Isleta.

Desde el Doctor Negrín, sin embargo, subrayan que los profesionales sanitarios cumplieron con toda la normativa vigente en el caso de Claudio Santana, soltero y sin hijos, "como con cualquier otro paciente, y más en psiquiatría, donde tienen un cuidado especial". Fuentes oficiales tanto del hospital grancanario como de la Consejería de Sanidad del Gobierno autonómico eluden facilitar ningún detalle del asunto para respetar la información personal del enfermo en virtud de la Ley Orgánica de Protección de Datos.

Tan solo puntualizan desde el Negrín que "todos los pacientes salen del centro con el informe de alta" en respuesta a las críticas familiares. "No sabemos qué trastorno sufre porque la familia no tiene los informes, el hospital no entregó nada, el médico de urgencias y el jefe de guardia se negaron a verse conmigo cinco minutos, hasta pedí el número de colegiados a los que dieron el alta para que, si mañana pudiéramos encontrarnos con una desgracia, Dios no lo quiera, poder responsabilizarlos, pero se negaron", deplora David Santana, sobrino de Claudio e hijo de Pedro, antes de anunciar que otros parientes ya solicitaron cita con un abogado para estudiar el posible inicio de las correspondientes acciones judiciales.

De acuerdo al relato de padre e hijo, la familia alertó al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 1-1-2 del Ejecutivo canario una mañana a principios de diciembre al encontrarse al octogenario postrado en su cama y sin pronunciar palabra durante una visita. "Me llamaron por la tarde de urgencias para que fuera a recogerlo, porque la puerta de la casa estaba cerrada y yo tenía la llave, o llamaban a la policía, ¿pero si yo fui a socorrerlo?", se sorprende Pedro Santana, también residente isletero y con su esposa enferma, antes de recordar que trasladó, alimentó y acostó a su hermano aquella jornada.

Al día siguiente, el septuagenario acudió al domicilio de Cabito: "Veo la puerta abierta y empiezo a llamar, pero no contesta, entro y observo manchas rojas por el suelo antes de encontrarlo sentado en una silla con la lengua fuera y todo el piso lleno de sangre. Se había cortado las venas de los dos brazos y hasta se tomó lejía también, después de venir de urgencias y decirnos que estaba bien", lamenta Pedro Santana sin olvidar otros suicidios en la familia, ya que tanto otro hermano (Roque) como su padre (Dionisio) fallecieron tras arrojarse desde las alturas de sus respectivas residencias.

Mientras Claudio Santana permanecía ingresado alrededor de tres meses en el Doctor Negrín, la familia intentó acelerar los trámites con las asistentes sociales del Ayuntamiento capitalino y del Cabildo grancanario para conseguir plaza en algún centro sociosanitario, sin éxito hasta ahora. A principios de marzo, su hermano recibió la llamada de una residencia de Triana ya que "llevaron a Cabito en un furgón desde el Negrín y se marcharon, pero no podía estar ahí, así que volvió al hospital, aunque se armó un follón porque no querían recogerlo".

"A la mañana siguiente lo llevaron para mi calle en un taxi y pedí al chófer, por favor, que volviera con él al hospital o llamaba al 1-1-2 o a la Policía Local, una de las tres cosas, porque mi hermano no puede estar aquí, nadie lo puede cuidar, finalmente, los agentes dijeron que se lo llevara al Negrín y redactaron un informe para el Gobierno de Canarias", añade Pedro Santana. Y completa su hijo: "Fui a las 2 de la tarde a decirles que estaban pasando el problema a mi padre, que también es una persona mayor y tiene a mi madre enferma, y el médico me dijo que solo podía estar en urgencias, pero de madrugada lo metieron en un taxi que le obligó a bajar en su casa y se marchó, así que a las 4 de la mañana se lo encontró deambulando por las calles Juan Rejón y Albareda la Policía Nacional, que avisó a un familiar. Estamos preocupados por lo que pueda hacer, está solo por las noches, no sabemos cómo lo vamos a encontrar por la mañana".