Si "Salomón no era sabio, ni Don Juan un héroe, ni Lolita una historia de amor," ¿qué son, según usted?
Salomón era un patriarca que tenía el poder para decidir que la mujer que se desdecía de su palabra era quien decía la verdad. Don Juan fue un hombre sin capacidad de empatía y Lolita trata de la historia de un secuestro y violación reiterada de una menor.
El título de su conferencia es provocador. ¿Lo es también el contenido?
No sé si es provocador. El título de la conferencia intenta resumir la propuesta del libro Cansadas. Una reacción feminista frente a la nueva misoginia, que presento. Invita a una reacción frente a las historias que nos han contado que quizás no sean verdad.
De modo que el libro que presenta se refiere a "una reacción feminista frente a la nueva misoginia". ¿De verdad le parece nueva?
Nos referimos a la misoginia clásica añadiéndole unas formas actuales mucho más sutiles, lo que significa que son más difíciles de ver y, por tanto, más complicadas de combatir.
La falsa superioridad masculina ha tenido muchos siglos de desarrollo. ¿Cuánto tardaremos las mujeres en desterrarla para siempre?
No lo sé. Llevamos trabajando contra el patriarcado desde hace tres siglos. Espero que nos quede poco.
Este mes de marzo, la reacción femenina está siendo categórica en expresiones de denuncia. ¿Hay un programa concreto de legislación igualitaria?
La agenda feminista que poseemos está más o menos consensuada. Coincidimos en todas partes en la erradicación de la violencia de género, así como en la de la pobreza y en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos. Y, según en qué parte del mundo, existen otras prioridades. Tenemos propuestas para la brecha salarial, los cuidados, la sostenibilidad del sistema y la ecológica, el lenguaje, la educación y la universidad.
¿Cuáles son los matices que distinguen "lo femenino" de "lo feminista"?
No significan lo mismo. Lo femenino es lo propio de las mujeres y lo feminista es una teoría política y un movimiento social.
El famoso "juicio de Salomón" entre dos mujeres que se disputan el mismo hijo, es una atrocidad. ¿Cree que sigue siendo el símbolo de ciertas decisiones judiciales sobre patria potestad?
Cuando Celia Amorós estudia la razón salomónica lo hace para cuestionar cómo no se creía la palabra de las mujeres ni antes ni ahora. El mayor problema actualmente en los juzgados de violencia de género es que no se cree la palabra de la mujer. Quiero decir que hoy en día acuden a denunciar, pero se topan con la realidad de que se les investiga más a ellas que a los presuntos agresores.
El mito de Don Juan, depredador de mujeres, aún sigue mereciendo el perdón, e incluso la admiración de otros hombres. ¿Qué hay que hacer para erradicar esto?
Para acabar con la desigualdad hay que educar en igualdad en el aula.
La Lolita de Nabokov, ¿tiene algo en común con los casos de pederastia y abusos de menores?
Sí tiene que ver. El problema de este libro no es el relato, sino que se ha interpretado al revés. En vez de interpretarlo como denuncia contra la violación de un menor, se ha entendido como un menor que pervierte al adulto.
La brecha salarial es otro de los indicadores de una situación insostenible. ¿Qué tipo de legislación debe y puede acabar con ella?
No se trata de una única legislación, que ya hay, pero que se tiene que ejecutar. Por ejemplo, se precisan cambiar los cuidados domésticos de los que las mujeres nos seguimos ocupando el 83% de las veces. También hay que tener en cuenta que el techo de cristal para los cargos de poder sigue existiendo. Asimismo, las actividades de las mujeres siguen menos remuneradas que las de los hombres. Todo esto está íntimamente relacionado con la igualdad y con que cumplamos las leyes.
¿En qué tipo de literatura trabaja la editorial Hotel Papel que usted dirige?
Está especializada en literatura infantil, en libros para crecer en igualdad. Nuestro lema reza: "Sin guerreros ni princesas".
Al margen de los cambios legislativos que sean menester, ¿no cree que la mentalidad masculina está progresando positivamente?
No tengo ni idea. Yo me baso en mis trabajos tomando en cuenta los indicadores. Ningún indicador de este país nos habla de igualdad, ni los económicos, ni los laborales, los de uso del tiempo o los de violencia.
