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Salud

El Día del Orgullo Loco critica los ingresos forzosos en salud mental

Los colectivos afectados se concentran este viernes ante Presidencia del Gobierno, en la Plaza O'Shanahan

Emilio, con sus compañeros de asociación, hace una importante colaboración de ayuda y acompañamiento. LP/DLP

El presidente de la Asociación Canaria de Integración Mental Espiral, Nicolás Rodríguez, centra en los internamientos forzosos «el mayor problema que se está afrontando en esta edición del Movimiento del Orgullo Loco». Este es un movimiento de personas «psiquiatrizadas» y supervivientes de la psiquiatría que reivindica, en primer lugar, el fin de un modelo biomédico que cronifica y produce iatrogenia y que tan solo beneficia a la industria farmacéutica.

Junto a la Asociación de Bipolares de Las Palmas de Gran Canaria, los dos colectivos celebrarán esta efemérides con una concentración este viernes, en la capital grancanaria, de 11.00 a 13.00 horas, frente a la Secretaría de la Presidencia del Gobierno de Canarias, en la Plaza Doctor Rafael O’Shanahan.

La representante de los afectados por los trastornos bipolares, Carmen Agrafojo, coincidió con su compañero en los errores que se están cometiendo alrededor del cuidado de la salud mental y de lo duro y preocupantes que son los ingresos en unidades psiquiátricas en contra de la voluntad del afectado.

Para ella, «los problemas empiezan cuando se diagnostican de forma errónea y se pone una etiqueta para toda la vida», por lo que apuesta por una psiquiatría desde las bases que «no tarde meses en ver al paciente entre una consulta y otra y que no estén cambiando casi a diario a los profesionales que los atienden porque eso agrava la situación de los enfermos que, cuando ya estaban cogiendo cierta confianza con alguno de ellos, los mueven y los vuelven a desestabilizar».

En el manifiesto que este viernes se va a dar a conocer, uno de los voluntarios que colabora con Espiral, Emilio Goteras Sosa, insiste en la denuncia «de que consideran a los enfermos mentales ciudadanos de tercera» y pide mucha mayor colaboración y aporte de recursos públicos para este colectivo.

Este movimiento también exige el fin de la vulneración, en la práctica psiquiátrica, de derechos humanos, derechos fundamentales europeos y derechos constitucionales cuando realizan ingresos involuntarios, procesos de aislamiento, medicalización forzosa y contenciones mecánicas. 

Emilio Gotera añade que «reivindicamos un cambio de paradigma en todo lo relacionado con la salud mental en el que los problemas no sean tratados de forma coercitiva y al que podamos aceptar que forma parte de todos los seres humanos».

Medicalización

En el documento reivindicativo del Orgullo Loco se explica que a las personas psiquiatrizadas «nos torturan en las unidades de Salud Mental de los hospitales públicos y en los privados de todo el Estado español; nos atan a la cama durante días, algo a lo que llaman contenciones mecánicas; nos ingresan involuntariamente; nos imponen aislamientos, encerrándonos en una habitación durante períodos indeterminados y a todo esto se añade la medicalización a la fuerza, sin consentimiento libre e informado», explican.

Otra de las prácticas que denuncia ese movimiento son las etiquetas en la que los médicos basan sus diagnósticos, «que provienen de un manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales que «en los años 80 consideraba la homosexualidad como enfermedad, que aún patologiza a los niños que son demasiado inquietos y etiqueta de Trastorno Límite de Personalidad a las mujeres que muestran secuelas por haber sufrido violencia machista».

Pandemia

Los responsables de estas dos asociaciones asegura que «el Movimiento del Orgullo Loco rompe con todo lo dicho anteriormente, no somos enfermos ni discapacitados, que existe una militancia política frente al modelo hegemónico de psiquiatrización, que generamos nuestras propias redes, nuestros propios grupos de apoyo mutuo donde podemos hablar sin ser juzgados, donde el soporte es horizontal sin la figura vertical del terapeuta que dice lo que es mejor para nosotros».

Recordando a una activista de este movimiento, Gracia Guzmán, que decía que «entendemos la locura como transgresión y como resistencia política, nosotras interpretamos igualmente el activismo, no solo como una forma de organizarnos políticamente para obtener derechos sino también como una forma de decirle al mundo que nuestra voz es válida».

Emilio Gotera también quiso hacer mucho énfasis en la situación que provocó la pandemia de la Covid-19 «durante la cual todas las personas hemos podido notar más que nunca el malestar psíquico que nos provocó la situación de aislamiento que sufrimos, con una enorme incertidumbre económica y vital; todo esto nos vino a demostrar que el malestar psíquico no es debido siempre a un problemas de funcionamiento del cerebro sino que muchas veces se debe y lo causan las circunstancias que hemos estado viviendo», explica el colaborador de Espiral.

En su argumentación, Emilio puesta por que «nos aconsejen organizarnos sindicalmente contra la explotación laboral, las jornadas abusivas y mal pagadas y, por contra, nos recetan ansiolíticos para que estemos quietos y callados y no nos ayudan en la búsqueda de una vivienda digna sino que nos llevan únicamente a terapia. El problema de base es el sistema estructural en el que vivimos, no nuestros cerebros».

Otro de los elementos que traen a colación en el manifiesto que conmemora el Día del Orgullo Loco tiene que ver con el consumo mayoritario, por parte de las mujeres, de las benzodiacepinas por sus condiciones de vida marcadas por su género, «ya que estas sustancias les permiten seguir produciendo, tanto en el sector de los cuidados, en el ámbito reproductivo, como en el doméstico y el asalariado y con el agravante de que los psicofármacos también pueden ser recetados por los facultativos de Atención Primaria».

Los representantes de estos colectivos en defensa de la salud mental también coinciden en la existencia de alternativas a este sistema con tantas carencias y con tanta violencia. 

Estos colectivos integrados en el Orgullo Loco recuerdan que, sobre todo en los países nórdicos y centroeuropeos, se llevan a cabo prácticas como el modelo de diálogo abierto, el hospital sin medicamentos psiquiátricos en Noruega, los grupos de apoyo mutuo o la recomendación de Bélgica de no seguir las pautas marcadas por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.

En el caso concreto de las personas integradas en el grupo de trastorno bipolar, su responsable Carmen Agrafojo, se reafirma en la necesidad de que «no nos etiqueten de por vida, que nos den una oportunidad de curarnos, de progresar en nuestras dolencias para poder hacer una vida lo más normalizada posible y sin que tengamos que asumir un doble sufrimiento por nuestra propia enfermedad y por la forma en que gestionamos en este país los problemas de salud mental».

La concentración de hoy, a la que esperan que acudan mucho de los afectados por este tipo de situaciones, servirá para colocar en un escenario más visible unos problemas, los de la salud mental, que están en todas partes.

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