Medios oficiales lusos informaron de que el ministerio público solicitó la prórroga al juzgado de instrucción que lleva el caso antes de la conclusión del periodo de ocho meses que, según la nueva legislación penal portuguesa, puede estar abierto un caso sin que se formulen acusaciones o se archive.

Madeleine, de cuatro años de edad, desapareció el 3 de mayo del año pasado en el sur de Portugal y según el código Penal, que entró en vigor en 2007, la Fiscalía tenía que acusar este mes formalmente a los "arguidos" o sospechosos o liberarles de esa condición y hacer público el sumario.

La Fiscalía lusa alegó la excepcional complejidad del proceso, prevista en la legislación, para solicitar la prórroga antes de que se cumplan los ocho meses de las primeras decisiones de las autoridades sobre el caso.

Tras numerosas pesquisas e interrogatorios los fiscales mantienen como sospechosos a los padres de la niña, Kate y Gerry McCann, y al británico Robert Murat, cuya familia tiene una casa cerca del complejo de vacaciones donde desapareció Madeleine.

Las sospechas sobre Murat, que fue el primer sospechoso del caso, se diluyeron cuando a comienzos de septiembre pasado los padres fueron declarados sospechosos de participar en una hipotética muerte accidental y ocultación del cadáver de su hija.

Pero la policía portuguesa no ha logrado, según lo trascendido en diversos medios, pruebas concluyentes que sustenten esas acusaciones.

El análisis, realizado en un laboratorio especializado del Reino Unido, de los restos biológicos encontrados en el coche y efectos personales de los McCann no arrojó evidencias concluyentes en su contra.

La pareja de médicos británicos regresó a su país el 9 de septiembre, horas después de que fueran declarados sospechosos, y desde allí han defendido su inocencia e insistido en que la niña fue secuestrada y quizá está aún viva.

Los McCann reunieron más de cuatro millones de euros en donaciones para buscar a su hija y viajaron por diversos países para dar publicidad al caso.

En los últimos meses contrataron un bufete de abogados en el Reino Unido para defenderse de las acusaciones de la policía portuguesa y también una firma de detectives privados de España que siguió buscando, sin éxito, a Madeleine.

La niña desapareció del apartamento turístico de Playa de la Luz, en el Algarve portugués, donde dormía junto a dos hermanos gemelos de 2 años mientras sus padres y un grupo de amigos británicos cenaban en un restaurante cercano en la misma urbanización.