El túnel, que estaba siendo cavado por tres hombres especializados en minería de pequeña escala (pirquineros), buscaba llegar al patio central de la cárcel de Colina I, ubicada en las afueras de la capital chilena. La acción policial impidió la fuga cuando faltaban poco más de 40 metros para cumplir el objetivo.

Los hombres, que fueron arrestados en un operativo policial, simulaban construir una piscina (alberca) en una casa cercana al recinto carcelario.

La policía ha señalado que se trata del túnel más sofisticado de la historial penal chilena, ya que contaba con avanzados sistemas de ventilación e iluminación, así como tecnología que impedía que los vecinos sintieran los ruidos generados por la excavación, que se estima habría comenzado hace al menos un mes.

En el operativo policial fueron arrestados además tres de los presos de la cárcel que estaban al tanto de la operación, que estaba siendo financiada con dineros procedentes del narcotráfico, según confirmaron fuentes policiales.

Se indicó que la excavación del túnel quedó al descubierto en el marco de escuchas telefónicas realizadas por la Policía que permitieron la incautación de un cargamento de cocaína procedente del norte del país.

El ministro de Justicia, Carlos Maldonado, resaltó la labor de la Brigada Antinarcóticos de la Policía, cuya labor de inteligencia permitió desbaratar la que podría haber sido la fuga más grande desde una cárcel en la historia de Chile.

Así lo confirmó el viceministro del Interior, Felipe Harboe, quien dijo que el conducto es "el más elaborado y más grande que hayamos descubierto en el último tiempo y podría haber incorporado la fuga de cerca de 200 personas".

Las pesquisas dentro del centro penitenciario permitieron determinar que los tres reos implicados en la construcción del túnel estaban comercializando "cupos" entre la población penal, para vender la posibilidad de fugarse.