Los hechos ocurrieron el domingo por la tarde en la pequeña localidad turística de Byron Bay cerca de Camberra, donde John Morgan, de 51 años, se hallaba sobre su tabla nadando hacia las olas.

De repente, un enorme escualo de casi tres metros de largo le atacó desde abajo, y la cola del pez se enredó en la cuerda con la que los surferos atan a su pierna la tabla para estar siempre sujetos a ésta.

"Estaba muy asustado", confesó Morgan, quien explicó que en ese momento, el tiburón comenzó a arrastrarle mar adentro.

Ya se encontraba a unos 110 metros de la costa, una distancia notable, y si se alejaba todavía más, la situación podía tornarse realmente peligrosa para él.

Morgan se agarró a la tabla hasta que el escualo finalmente pudo liberarse de la cuerda y desapareció, sin causar daño alguno al surfero.

"Quizás sea un poco exagerado decir que fue como hacer esquí acuático, pero fue realmente muy veloz", dijo.

Los ataques de tiburones son habituales en Australia, donde cada año muere por este motivo una decena de personas, incluso a veces muy cerca de la playa.