El incendio que desde anoche calcina los montes de los municipios de Fuencaliente y Mazo, en la isla de La Palma, sigue avanzando dividido en dos frentes y ya ha afectado a alrededor de 2.100 hectáreas, según ha informado la presidenta del Cabildo de La Palma, Guadalupe González. A pesar de los esfuerzos de las brigadas forestales (BRIFOR), de la Unidad Militar de Emergencias (UME), bomberos y el resto de técnicos adscritos a la lucha contra las llamas, los dos frentes activos no han podido ser controlados.

El frente este, que fundamentalmente afecta a Tigalate, Las Caletas, Monte Luna y Los Canarios preocupa menos a los técnicos de extinción. El consejero de Presidencia, Justicia y Seguridad, José Miguel Ruano, avanzaba este sábado que por lo pronto trata de ser contenido por los efectivos terrestres y por tres helicópteros que sobrevuelan la zona permanentemente.

El oeste preocupa más. El fuego es ´de copa´, y la mayor cantidad de masa forestal provoca que avance rápidamente en dirección al municipio de El Paso. Sin embargo, ya existe una estrategia para intentar acabar con este rastro de fuego y ceniza que avanza hacia el corazón de la isla.

Los servicios de extinción prevén detenerlo en la Ermita de Santa Cecilia, entre Fuencaliente y Mazo, una colada volcánica donde encerrarlo y detener su carrera saltando de árbol en árbol, gracias precisamente a que la naturaleza aquí no le ofrece nada que destruir.

El único aliado del fuego hasta ahora han sido las condiciones meteorológicas, con temperaturas por encima de los 30 grados, vientos de entre 70 y 80 kilómetros por hora y una humedad relativa muy baja. Un viento "descontrolado", en palabras de la presidenta del Cabildo insular, Guadalupe González Caño, que permitió al fuego medrar en la impunidad de la noche.

Sin embargo, las previsiones para las próximas horas, y en especial a partir del lunes, son más esperanzadoras ya que se prevé una bajada de las temperaturas de entre 10 y 15 grados, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Un dato que haría más sencilla una lucha sin cuartel en la que no han parado de sumarse medios de todas las islas y del resto del país.

En este momento entre 250 y 300 personas están en el monte intentando contener las llamas, entre ellas, dos batallones de la UME, procedentes de Los Rodeos, en Tenerife, y Morón de la Frontera, en Sevilla. Asimismo se han desplazado efectivos desde Gran Canaria, Tenerife o El Hierro y está previsto que este domingo salgan desde Fuerteventura una veintena de personas rumbo a la isla verde.

Junto a ellos cerca de una decena de helicópteros tratan desde el aire de aplacar un fuego rápido y voraz, que todavía no se sabe qué cantidad de hectáreas ha podido calcinar, ya que por el momento, y según el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, "la prioridad es evitar los riesgos personales" y por supuesto, detener las llamas.

Un fuego del que se desconocen las causas, a pesar de que desde un principio se señaló a unos voladores para celebrar, paradójicamente, el comienzo de las fiestas en Tigalate como posibles culpables del incendio.

Un extremo que no está confirmado, puesto que desde la comisión de festejos de la localidad se han apresurado a aclarar que estos fuegos artificiales fueron lanzados a las seis de la tarde, cinco horas antes del comienzo del fuego.

El balance provisional es poco halagüeño, con decenas de casas y propiedades quemadas, 4.000 evacuados, la mayor cifra de la historia de La Palma y que permanecen en polideportivos a la espera de poder regresar y sobre todo la incertidumbre de no saber cuándo el avance del fuego tocará a su fin.