Los testimonios tras la brutal paliza que propinaron un grupo de militares británicos a los trabajadores y clientes de un restaurante de Costa Teguise son escalofriantes. La esposa de una de las víctimas reconoce que "pensaba que era el último día de mi vida; ví la muerte muy cerca". Según la testigo, los soldados venían de un prostítbulo y con pocos ánimos de "dialogar; buscaban bronca".

Otro testigo recuerda que "parecian máquinas de matar, no paraban de golpearnos con sillas y otros objetos. Eran diez 'Rambos". Los militares, que estaban de turismo en la isla conejera, ya se encuentran en dependencias policiales.

Por otro lado, el italiano Roselli Vicenzo tendrá que ser sometido en los próximos días en un hospital grancanario a una cirugía maxilofacial en su pómulo izquierdo debido a la fractura que tiene en su cara por los golpes que recibió el sábado en la pelea registrada en Costa Teguise. Todavía tiene el pánico metido en su cuerpo. Su madre, de 75 años, que estaba cenando junto a él y un grupo de allegados, presenció la agresión. "Fue algo increíble. Parecía una película de acción. Mi madre se quedó pálida al ver lo que estaba ocurriendo", indicó Vicenzo tras comparecer en el juzgado junto a otros tres heridos, incluido el dueño del local y varios testigos. Los daños causados al restaurante se cifran en, aproximadamente, unos 3.000 euros.