Un niño bueno, religioso, que participaba en todos los actos que se organizaban, ni bebía ni fumaba, y mucho menos consumía drogas. Así es como definían ayer varios vecinos del municipio de La Aldea de San Nicolás a Emeka, el hombre de 33 años que el pasado sábado fallecía tras recibir cuatro puñaladas en Vecindario, adonde se había mudado hace tan sólo un mes tras vivir ocho años en La Aldea en donde lo consideraban "un aldeano más".

"Está todo el pueblo afectado, todo el mundo llora la muerte de Emeka", dice José Pedro Suárez, del Proyecto Comunitario de La Aldea en donde Emeka estaba muy involucrado, y que fraguó una gran amistad con el fallecido durante sus años en la localidad, a la que llegó en 2003 después de muchas calamidades. "Había intentado entrar a España por la verja, y llegó a Gran Canaria en patera", dice José Pedro, quien agrega que desde el primer día se integró con los vecinos del municipio.

Y es que Emeka hizo de todo durante sus años en el pueblo. Participó en el carnaval tradicional, iba a los colegios en donde todos los niños le conocían, y quienes ahora no se explican su ausencia, e incluso reivindicó como uno más la construcción de una nueva carretera que conecte La Aldea y Agaete. Pero si era conocido por algo Emeka, fue por su papel como Baltasar en el auto de los Reyes Magos que se celebró el pasado cinco de enero.

Pero hace ahora un mes decidió cambiar de residencia y trasladarse hasta Vecindario para buscar trabajo. Sin embargo, allí encontró la muerte de forma trágica.