Un indigente inválido, con una pierna amputada, murió este sábado en una plaza de Santa Cruz de Tenerife unas horas antes de que un escritor y activista social, Eloy Cuadra, presentase una denuncia urgente ante el juzgado de guardia para que el hombre fuese hospitalizado.

"Morir en Tenerife, cuando no eres nadie" es el título del correo que ha enviado Eloy Cuadra a Efe con el texto de la denuncia que presentó en el juzgado el sábado por la mañana, momento en el que se enteró de que Manuel Ramón Hernández Suárez había fallecido de madrugada en la calle, el segundo indigente hallado muerto en la calle en la capital tinerfeña en escasas horas.

"Fue dramático", dijo Eloy Cuadra, porque él y otras dos personas, Margarita Rosa Cubas y David Delgado, estuvieron toda la noche preparando la denuncia para pedir la hospitalización del hombre y antes de ir al juzgado, pasaron por la plaza del Mercado Nuestra Señora de África para ver qué tal se encontraba y al no verlo, se alegraron. "Por fin lo han hospitalizado".

Pero al llegar al juzgado una empleada les comentó que llegaban tarde, pues Manuel Ramón Hernández había fallecido durante la noche así que la denuncia "ya no tenía mucho sentido".

Los activistas le replicaron: "al contrario, ahora tiene más sentido que nunca para que esto no vuelva a ocurrir y se depuren las responsabilidades que pudiera haber".

En la denuncia se indica que Cuadra, Cubas y Delgado acudieron en la tarde del 15 de abril a la plaza del Mercado para ver al hombre, en silla de ruedas y en un aparente mal estado de salud, con una pierna amputada por encima de la rodilla y la otra vendada, y un brazo muy hinchado con síntomas de gangrena.

Parecía estar muy débil, con problemas respiratorios, semidesnudo, tapado con una manta, con dos botes de vino a su lado, muy sucio y lleno de moscas, con palomas comiendo a su alrededor, dos cubos grandes de basura a escasos metros de donde se encontraba y que chorreaban aguas sucias por debajo del hombre, que mostraba síntomas evidentes de no tener bien sus facultades mentales, según la denuncia.

Entonces los tres activistas llamaron al 112 para que enviase una ambulancia y a su llegada, el hombre "balbuceó algo parecido a una negativa" por lo que los sanitarios afirmaron que si el paciente se negaba, no había más que hacer.

Según su versión, también pidieron ayuda a la Policía Local y Nacional, pero la respuesta fue siempre la misma, que el caso de este hombre era conocido en la ciudad y si no quería ir por su propia voluntad al hospital no se podía hacer nada, a lo que Cuadra y sus acompañantes respondieron que un juez podía decretar su asistencia obligatoria y que los agentes deben velan por la salud y seguridad de los ciudadanos.

En la denuncia se pedía adoptar las medidas más urgentes "para que Manuel Ramón Hernández sea atendido en un hospital de sus múltiples dolencias y no muera en la calle en esas condiciones tan indignas. Porque la calidad moral de una sociedad se mide por la manera en que ésta trata a las personas más vulnerables y desfavorecidas".

También se solicitaban las medidas necesarias para garantizar que la situación de Manuel Ramón Hernández no se repita con ninguna otra persona indigente de la ciudad ni en la isla y que se depuren las responsabilidades que pudieran derivarse de las actuaciones llevadas a cabo por sanitarios, Policía y ayuntamientos de Santa Cruz y Puerto de la Cruz.

Ello se debe a que, según los datos aportados en la denuncia, Manuel Ramón Hernández, nacido en 1952, durmió durante más de tres semanas en un banco de madera de una parada de guaguas de Puerto de la Cruz, después de abandonar su domicilio en el barrio de La Vera "por problemas familiares".

Este hombre, casado y con cuatro hijos, reclamaba ayuda a los servicios sociales desde 2009, cuando aún tenía las dos piernas "y ya entonces las autoridades sabían de su caso y no hicieron nada", añadió Eloy Cuadra.