Una mujer que ya había sido condenada anteriormente por maltrato doméstico y que hoy fue juzgada por intentar matar a su pareja en 2009 de una puñalada en el costado, aseguró durante la vista celebrada en la Audiencia de Las Palmas que lo apuñaló en legítima defensa porque si no él la mataba.

La acusada se enfrenta a una pena de siete años de prisión por un delito de tentativa de homicidio, tras modificar la fiscal su petición inicial de 8 años después de que el psiquiatra forense señalara que la procesada sufre un retraso mental leve que ésta consideró como atenuante, pero no como eximente completa.

La fiscal consideró que la acusada era consciente de lo que hacía la noche del 15 de noviembre de 2009, pese a que había bebido y que tenía intención de matar a su compañero sentimental, al que causó una herida de cuatro centímetros que alcanzó un riñón y que fue de "gran gravedad" porque pudo causarle la muerte.

Además, rechazó la legítima defensa porque señaló que no hubo agresión por parte del acusado, que sólo quería que la procesada se fuera a la cama y no saliera de la casa porque había bebido.

La víctima explicó al tribunal que la acusada se presentó en el salón de la casa y le clavó un cuchillo de cocina en un costado cuando estaba jugando con la hija de 5 años de ambos, que, según dijo, manifestó: "Mami no mates a papi".

La acusada, por su parte, sostuvo que primero mantuvieron una discusión en su dormitorio y después otra en el pasillo, donde había un cuchillo de cocina, que según ella había sido dejado allí por su pareja.

La mujer relató que fue él quien la tiró al suelo y la cogió por el cuello, momento en el que ella agarró el cuchillo para defenderse, unos hechos que, según su versión, no presenció la niña porque tras la primera pelea se fue a casa de una vecina.

La acusada además explicó que no sabía lo que hacía porque había bebido ese día varias cervezas y dos copas de ron, cuestión que fue corroborada también por dos vecinas que declararon que la procesaba estaba ebria y que ambas escucharon los gritos de la pareja.

Una de las vecinas indicó que les había visto con anterioridad en la calle y que la acusada le estaba pegando manotazos a su compañero sentimental, así como que también escuchó decir "Mami no mates a papa" a la niña, quien declaró a puerta cerrada.

La abogada solicitó la absolución de la acusada o, subsidiariamente, que se consideren los hechos como un delito de lesiones en el que concurren la eximente completa de legítima defensa y de embriaguez, pues argumentó que el testimonio del psiquiatra forense fue claro al señalar que el retraso mental que sufre, unido al alcohol, anuló su voluntad.

Las fiscal reclamó además que se prohíba a la acusada acercarse a la víctima o comunicarse con ella por un periodo de diez años y la inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad de la menor por un periodo también de diez años.