El intento de atraco a un taxista de la capital grancanaria tuvo un final feliz, gracias a los reflejos y la sangre fría del chófer, que condujo a sus cuatro atacantes, mientras estos le golpeaban, hasta los aparcamientos de la propia Jefatura de la Policía Local, en Miller Bajo.

Según la versión policial, el suceso se produjo cerca de las 5.30 horas del domingo, cuando un taxista recogió a cuatro jóvenes, tres hombres y una mujer, que una vez dentro del vehículo le ordenaron que les entregaran todo el dinero que llevaba encima.

El taxista debía estar cerca del edificio de la jefatura y en una arriesgada maniobra no se le ocurrió otra cosa que entrar a toda velocidad por la rampa que conduce a los aparcamientos, tocando la pita y dando gritos de auxilio.

"El taxi entró como loco", señalaron las fuentes policiales, que sobre las 5.30 de la mañana, cuando se iba a producir el cambio de turnos, vieron entrar como una exhalación el vehículo. Las dos unidades policiales que se encontraban en la zona procedieron a detener a los cuatro jóvenes, al tiempo que condujeron al taxista al centro de salud de Canalejas, pues presentaba múltiples contusiones por todo el cuerpo, debido a los golpes que recibió, y heridas en su cuello por intento de estrangulamiento.

Al parecer los atracadores, que fueron conducidos a la comisaría de la Policía Nacional para pasar a disposición judicial, no portaban ningún tipo de armas.

Debido a esta circunstancia, las heridas del conductor no fueron graves, pero seguro que el susto y el impacto emocional causado por el ataque le quedarán durante bastantes días.

Las fuentes policiales alabaron la inteligencia del taxista, que aprovechó que circulaba por las cercanías de la Jefatura de la Policía Local para llevar a sus atacantes hasta las dependencias policiales. El atraco frustrado se produjo, después de una época de relativa tranquilidad, debido a la ausencia de ataques graves. Los últimos atracos graves que sufrieron los profesionales del taxi se produjeron en 2007. En dicho año hubo tres agresiones. En febrero de este año se produjo una oleada de ataques a taxis aparcados a los que rompían los cristales para robar en su interior.