Mara Serighelli, una joven italiana de 36 años natural de la ciudad de Bérgamo, dejó de sonreír ayer. Su cuerpo yacía sin vida en medio de su vivienda de Puerto del Carmen tras ser presuntamente estrangulada con un cable de la línea de la ropa por su pareja sentimental, un senegalés de 35 años que se encontraba en situación irregular en Lanzarote desde hace varios años. A su lado, los agentes de la Guardia Civil se encontraron a la hija pequeña de ambos, de menos de dos años, que no presentaba ningún tipo de daño físico.

"No oímos nada". Los vecinos de los apartamentos colindantes de la calle Rociega coincidían en que la tragedia no tuvo sonidos. La Delegación del Gobierno de Las Palmas confirmó ayer que no había constancia de denuncias por malos tratos, aunque todo hace indicar que el crimen está relacionado con la violencia de género.

El presunto autor del crimen, Mor Ndao, se personó a las ocho y media de la mañana de ayer en el cuartel de la Guardia Civil de Puerto del Carmen para confesar que había asesinado a su mujer. Uno de los vecinos, Arthor, un camarero filipino que trabaja en un hotel de esta localidad turística, aseguró que sobre las siete menos cuarto de la mañana había saludado a Mara, que en ese momento se introducía en su vivienda. Este testimonio sitúa la hora del asesinato entre las siete y las ocho de la mañana.

"Siempre saco a mis dos perros a esa hora y justo la vi que venía hacia su casa. Creo que estaba un poco triste", apuntó Arthor, quien también afirmó que a partir de ese momento no vio ni oyó absolutamente nada a pesar de que su casa se encuentra contigua a la de esta pareja.

Estaba nervioso

Aunque todos los vecinos aseguraron que nunca presenciaron ninguna pelea pública entre la pareja, lo cierto es que la noche del martes algo extraño estaba sucediendo en este pequeño apartamento situado en una planta baja. Máikel Concepción, otro de los vecinos, indicó que en torno a la una y media de la madrugada Mor había saltado el pequeño muro que separa ambas viviendas para pedirle un cigarro porque "estaba nervioso".

Un cenicero con varias colillas y un cajetilla de tabaco abierta todavía se podían ver en la mañana de ayer en la mesa de plástico de la pequeña terraza. A su lado, una montaña de juguetes aparecía apilada junto a la puerta. "Hace un par de días le había dado un caramelo a la niña", dijo otra de las vecinas, propietaria de un restaurante hindú. "La madre siempre tenía una sonrisa en la boca", agregó.

Fuentes de la investigación indicaron que cuando llegaron los agentes a la vivienda de la pareja la niña estaba dormida, por lo que no vio nada. Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil entregaron a primera hora de ayer a la menor al servicio de protección del menor del Cabildo de Lanzarote, que se ha hecho cargo de la pequeña hasta que se determine su custodia. Según el Cabildo, la niña está bien y no presenta daños.