La cárcel de A Lama, en Pontevedra, registra desde ayer uno de los momentos más bajos de ocupación -1.300 reclusos- tras el traslado de 68 presos canarios a la nueva prisión de Las Palmas II en Juan Grande. Un hecho sin precedentes que motivó que la madrugada de ayer se viviese una actividad frenética en el recinto para que a primera hora de la mañana volaran desde el aeropuerto de Peinador, en Vigo.

"No hubo una selección de presos por delitos, ni por grado de conflictividad o por peligrosidad, sino que se enviaron a internos canarios o con fuertes lazos personales en Gran Canaria o en las islas para acercarlos a sus familias independientemente de lo que hubiesen hecho o el régimen carcelario en el que se encontraban", explican fuentes internas del centro penitenciario de A Lama, que añaden que la conducción ha sido posible gracias a la nueva prisión Las Palmas II, que todavía se encuentra en pleno proceso de ocupación desde el mes de julio. Además, todos habían solicitado el traslado voluntario.

El operativo especial comenzó a las 4.30 horas de la madrugada de ayer, cuando los funcionarios despertaron a los internos para preparar el viaje. El operativo llegó al aeropuerto minutos antes de las 8.30 horas y los presos tuvieron que permanecer en el interior de los autobuses hasta pasadas las 9.20 horas, cuando aterrizó el avión de la aerolínea Orbest contratado exprofeso por el Ministerio del Interior para conducirlos sin escala hasta Canarias. En las pistas de Peinador, treinta guardia civiles armados vigilaban los vehículos y del interior del avión bajaron un centenar de policías nacionales encapuchados encargados de custodiar a los 68 presos durante el vuelo. Entre ambos cuerpos de seguridad cachearon concienzudamente a los reos, a los que solo se les sacaron las esposas o grilletes en el momento de registrarles los zapatos y las cazadoras. El vuelo, que contaba con espacio aéreo libre hasta la Isla, salió a las 10.20 horas de Peinador y llegó a las islas a mediodía. Una vez en tierra, la aeronave regresó a Madrid con otro grupo de presos trasladados desde Gran Canaria a la capital del Estado.

Funcionarios de prisiones explican que los alrededor de 2.000 presos canarios internos en la península "son de primer grado o de segundo grado que no se han sabido adaptar al régimen penitenciario canario" ya que en la isla, a excepción ahora de Las Palmas II, ninguna de sus otras 5 prisiones con un total de 3.000 presos son de alto nivel de seguridad.