El funeral por los dos militares del Ejército del Aire fallecidos al estrellarse el avión C-101 que pilotaban en las proximidades de la localidad madrileña de Meco está pendiente de que finalicen las autopsias que se están realizando en el Instituto Anatómico Forense.

Fuentes de Defensa han confirmado a Efe la realización de las autopsias, que podría prolongarse hasta mañana por los graves daños que sufrieron los cuerpos en el accidente, y que se desarrollan "bajo protocolo militar", es decir, según la reglamentación establecida en 2004 para los miembros de las Fuerzas Armadas.

El 30 de diciembre de 2004 con José Bono al frente del Ministerio de Defensa y tras la catástrofe del Yakolev-42, el Consejo de Ministros aprobó un protocolo que regula la recuperación, identificación, traslado e inhumación de los restos mortales de los miembros de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía.

Defensa, que no ha facilitado la identidad de los fallecidos por expreso deseo de sus familias, ha abierto una investigación para conocer las causas del accidente.

Los dos militares, un alférez alumno natural de Canarias y un capitán instructor nacido en Madrid, aunque destinado durante parte de su carrera en el archipiélago, fallecieron al estrellarse el avión C-101 que pilotaban durante un vuelo de instrucción programado San Javier-Madrid-San Javier.

Los paracaídas de los dos ocupantes estaban desplegados, lo que indica, según Defensa, que trataron de saltar del avión antes de que éste se precipitase al suelo, donde se incendió y los restos del aparato quedaron diseminados por un área de mil metros cuadrados.

Este accidente es el primero de un avión de las fuerzas aéreas registrado en España en casi dos años, desde el 24 de agosto de 2010.