El fuego continúa calcinando los montes canarios. La Gomera aún no se ha despertado de su pesadilla y el fuego, que desde el sábado 4 de agosto viene prendiendo los montes de la isla colombina, continúa su avance por el interior del Parque Nacional del Garajonay, que ya ha resultado dañado en unas 750 hectáreas, el 19 % de su superficie total; a pesar de que hasta nueve aparatos aéreos trabajan en la zona y hoy se incorpora otro. Por su parte, las llamas que la noche del viernes se iniciaron en el noroeste de Tenerife también continúan activas y han afectado ya a 369 hectáreas, aunque se encuentra en "vías de estabilización", según declaró ayer el consejero de Economía, Hacienda y Seguridad del Gobierno de Canarias, Javier González Ortiz.

Las altas temperaturas, que el pasado viernes regeneraron el incendio iniciado en La Gomera el día 4 de agosto, y que el día 8 había sido declarado como estabilizado, ayer azotaron con fuerza la Isla. Durante gran parte del día el mercurio marcó por encima de los 30 grados debido a la ola de calor que se instaló en el Archipiélago, lo que ha dificultado el control de las llamas. Por ello, en la jornada de ayer trabajaron hasta tres hidroaviones y otros seis helicópteros para atacar las llamas por el aire, debido a la abrupta orografía que dificulta el trabajo de los equipos desde tierra.

Durante la tarde, los vientos alisios se instalaron en el norte de La Gomera, lo que ayudó a frenar el avance de las llamas y para hoy, en principio, los pronósticos son alentadores ya que se desactivan los avisos por altas temperaturas. Se prevé que los registros no superen los 27 grados, según el pronóstico de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), lo que, unido a la bruma que podría instalarse durante la mañana en la cara norte de la Isla, ayudaría a las labores de extinción.

Sin embargo, a pesar de las mejoras de las condiciones meteorológicas, el jefe de Servicio de Protección Civil, Humberto Gutiérrez, indicó que no hay previsiones de que "a corto plazo" el incendio sea estabilizado. "Las perspectivas no son buenas", apuntó Gutiérrez, quien añadió que el frente oeste que avanza hacia Epina está activo y sin control, mientras que el flanco norte, en Las Hayas y Contadero, no ha crecido en su perímetro, pero también sigue ardiendo sin expectativas de que en las próximas horas sea controlado, al igual que el frente sur, en las localidades de Los Manantiales y Chipude.

En cuanto a los equipos que actúan en el lugar, a los hidroaviones y helicópteros ya presentes en la isla colombina durante la jornada de este lunes se unirá el Kamov del Ministerio de Medio Ambiente, que abandonará el fuego de Tenerife, que prácticamente está estabilizado, para apoyar las labores de extinción en La Gomera.

En lo que se refiere a los desalojados, siguen evacuados los más de 2.200 habitantes de las localidades de Chipude, Manantiales, El Cercado, Arure, Las Hayas, Ingenio, Banda Las Rosas, Los Loros, Epina y zona alta de Valle Gran Rey.

El incendio que se reactivó el pasado jueves ya ha calcinado 648 hectáreas, lo que hace que desde el 4 de agosto se hayan quemado ya más de 3.500 hectáreas, de las que 798 pertenecen al Parque Nacional de Garajonay, que ha visto cómo el fuego ha dañado el 19 % de su superficie total. Por ello, el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, calificó de "situación catastrófica" los daños causados por el incendio.

Asimismo, en declaraciones a Efe, Curbelo apeló al interés nacional para salvar el bosque de la isla y advirtió de que si no se dispone de 8 ó 10 hidroaviones y de varios helicópteros, cuando bajen las temperaturas la laurisilva, vegetación del Parque Nacional de Garajonay, podría haber ya desaparecido.

Casimiro Curbelo destacó que las altas temperaturas y la baja humedad provocan que la laurisilva arda con normalidad como si fuera otro tipo de vegetación. Además, el presidente insular apuntó que con este fuego no está sólo en riesgo la seguridad de las personas y sus bienes, sino que también el Parque Nacional de Garajonay, declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad, podría desaparecer de una isla que ostenta la condición de Reserva de la Biosfera.