Varios vecinos de Santa Cruz de Tenerife hallaron en la noche del pasado martes un perro abandonado en la Calle de Los Molinos, junto a la Avenida San Sebastián. El animal, que presentaba síntomas de maltrato, se encontraba atrapado en el interior de una maleta que a su vez fue tirada en un contenedor de basura. Minutos antes de que el camión de Urbaser pasara por la calle los viandantes oyeron los gemidos de este ejemplar, una hembra cruce entre pitbull y stanford.

La perra, intentando respirar, había mordido uno de los laterales del embalaje. Inmediatamente los vecinos llamaron al 112 que movilizó a varios efectivos del cuerpo de voluntarios de Protección Civil del Ayuntamiento. Con una navaja, cortaron parte de la maleta para que pudiera respirar con mayor comodidad. Poco a poco, con cuidado de no herir al animal ni tampoco ponerse ellos en peligro, lograron romper por completo el recipiente y sacar a la perra.

El impacto fue entonces mayor para todos los presentes. Presentaba síntomas de mordidas causadas por otros animales. El albergue Valle Colino, adonde fue traslada con posterioridad para ser curada, confirmaba ayer que la perra había sido utilizada, con total probabilidad, en al menos una pelea entre canes. Desde un primer momento, el animal ha sido medicado con antibióticos y todo apunta a que se recuperará con normalidad.

Dailos Capote, uno de los residentes de la zona que encontró a la perra, aseguró ayer que "este acto no quedará impune". Él, junto a otros vecinos implicados, ya han solicitado a los responsables de Valle Colino un informe en el que se ponga de manifiesto el sufrimiento que el animal ha pasado. "Estaba en estado de shock, no hizo por morder; solo se la notaba asustada, con miedo", reconoció este vecino. "Creemos conocer a sus dueños y sobre ellos debe recaer la responsabilidad; iremos a los tribunales si hace falta", sentenció.

Agentes de la Policía Local abrieron ayer diligencias y remitieron su informe a los juzgados. Aunque no se pudo localizar al presunto maltratador, se conoce perfectamente quien es, por las declaraciones de los vecinos, así como su domicilio.

Este no es el único caso de este tipo que llega hasta el centro de acogida de animales. "Es más habitual de lo que la gente cree", manifestó Patricia Díaz, trabajadora de Valle Colino.