Una unidad del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) tuvo que personarse ayer en un instituto de Las Palmas de Gran Canaria para neutralizar las amenazas de tres alumnas a otras dos estudiantes. La presencia de los agentes fue requerida por Miguel, el padre de las menores, quien ha pedido protección al cuerpo estatal de seguridad por el "acoso escolar" al que se enfrentan sus hijas.

El progenitor asegura que la mayor de la niñas, de 15 años, arrastra el problema desde el año pasado, con amenazas continuas de tres chicas que insultan a su hija y la intimidan con darle palizas a la salida del IES La Minilla, donde estudian las menores.

El supuesto acoso escolar se ha agravado con el inicio del nuevo curso, dado que las amenazas se han extendido a su otra hija, de 13 años, quien ha comenzado a estudiar en el IES La Minilla. De ahí que Miguel (prefiera no dar su apellido) solicitase ayer la intervención policial tras comunicárselo a la dirección del centro.

Los tres agentes se desplazaron al instituto en una furgoneta policial y permanecieron en la calle Concejal García Feo, frente al instituto, hasta que las dos menores salieron del centro y se reunieron con sus progenitores, quienes acudieron a buscarlas en coche por temor a que les propinaran una paliza, según explicaron. Nada de eso ocurrió y los policías abandonaron el lugar sin realizar ninguna intervención, tras entrevistarse de forma breve con los denunciantes.

Los padres han acudido directamente al Cuerpo Nacional de Policía para tratar de cortar el problema de raíz y evitar lo sucedido con su hija mayor el curso pasado, pues la dirección del centro aún no ha resuelto la situación de forma satisfactoria. Añaden que el director ha ordenado una "pauta de silencio", esto es, una especie de prohibición entre las alumnas implicadas para que no hablen entre sí. Sin embargo, los afectados consideran que esa medida no es suficiente para proteger la integridad de sus hijas. De ahí que reclamasen ayer la intervención policial por si la cosa iba a mayores, principalmente porque existen amenazas explícitas de agredirlas a la salida de las clases, según relataron.

Hasta el momento el presunto acoso ha sido verbal, con insultos y palabras intimidatorias, pero Miguel se siente muy preocupado por la salud de sus hijas. No sólo porque la situación pueda pasar en un momento dado de las palabras a los hechos, sino porque las jóvenes duermen mal e incluso se muestran renuentes y temerosas de ir a clase. "Esta semana he tenido que darles valerianas", afirma el padre de la familia.

Por ese motivo ha pedido a la dirección del centro que tome medidas contra las supuestas responsables del acoso escolar, incluso que las cambien de centro si las autoridades educativas no logran reconducir la situación.

El progenitor sostiene que la dirección del instituto ha abierto los correspondientes expedientes. De ahí la prohibición de hablar entre ellas acordada hace unos días. Pero exigen medidas más drásticas para que no se repita la situación del año pasado, puesto que la animadversión hacia su hija continúa y amenaza con afectar a la hermana de ésta.

Los supuestas acosadoras son mayores que las afectadas y estudian en clases diferentes, según explica el padre afectado, que ayer no ocultaba su nerviosismo y preocupación por el cariz que toman los acontecimientos.