La Ertzaintza detuvo en la tarde de ayer al marido de una de las dos mujeres asesinadas en Abadiño (Vizcaya), hallado en la mañana de ayer colgado de los pies y con heridas leves en su empresa, una carpintería que había comenzado a arder para intentar suicidarse. El hombre confesó la autoría del crimen de su mujer y de su suegra.

La esposa, de 60 años, y su madre, habían sido encontradas muertas por un familiar en su domicilio de Abadiño, poco después de que cundiera la alarma con el incendio de la empresa y de que unos trabajadores encontraran al dueño colgado de un montacargas. Aunque en un principio las investigaciones se centraron en un suceso criminal en el que hubieran participado terceros, los agentes de la Ertzaintza procedieron a detener al marido de una de las víctimas después de que confesara la autoría del crimen, según informó ayer la edición digital de El Mundo.

Este crimen ha conmocionado al municipio vizcaíno de Abadiño, donde nadie se explica qué ha podido ocurrir en una familia "totalmente normal", según explicaron los vecinos de la localidad.

"No sé qué ha podido pasar. Era una mujer majísima. Había trabajado conmigo toda la vida. Una mujer abierta, que hablaba con todo el mundo", explicó una residente sobre la hija fallecida. "Llevábamos 24 años de vecinas. Vivo justo dos pisos debajo de ella y no he oído nada de lo que ha pasado", se lamentaba otra vecina, habitante del mismo portal.

La madre se había trasladado recientemente a Vizcaya para estar con su hija, de unos 60 años, que acababa de jubilarse de la antigua empresa Inyectametal, contaron los vecinos.

La junta de portavoces del Ayuntamiento de Abadiño aprobó una declaración con su "más absoluta condena" de este "cruel y cobarde" asesinato y declaró dos jornadas de luto. Además, ofreció ayuda a la familia.