La llegada de las mafias rumanas a Canarias preocupa y mucho a las autoridades policiales y judiciales. En los últimos tiempos la entrada por los aeropuertos de ciudadanos de aquel país con numerosos antecedentes y algunos de ellos con preparación militar ha levantado las alarmas. Mafias preparadas como la desarticulada recientemente que operaba tanto en Gran Canaria como en Tenerife con ramificaciones en Italia y el Reino Unido son una muestra de la tela de araña que van tejiendo sus cabecillas. Prostitución y mendicidad son por ahora las principales vías de obtención de dinero.

Pero lo que más preocupa en estos momentos a los especialistas de la Policía Nacional es la llegada de mafias rumanas que han dado un salto en su modus vivendi. Ahora se dedican a robar en naves industriales, comercios, estaciones de servicio y viviendas. Como botón de muestra está la desarticulación a principios del mes de marzo del pasado año de un grupo de rumanos que se alojaba en la urbanización La Paz de Puerto de la Cruz y que se dedicaban a robar en los polígonos del Valle de La Orotava. Su objetivo preferido eran las naves industriales emulando a las bandas de albano-kosovares que llegaron a España tras la desintegración de la antigua Yugoslavia.

Este servicio permitió detener a tres de sus componentes justo en el momento en el que iban a asaltar una nave en el Polígono Industrial de San Jerónimo. Dos de sus componentes lograron huir. Este servicio llevó varios meses y acabó con la detención de los cacos, que fueron sometidos a una estrecha vigilancia con apostaderos durante las 24 horas.

Las autoridades están preocupadas dado que han detectado que algunos de los componentes de estas bandas de rumanos poseen incluso preparación militar. Tal es el grado de nerviosismo que la Dirección General de la Policía puso en marcha una operación denominada Danubio, encaminada a combatir a los delincuentes rumanos en todo el país. Para ello se ha reforzado la presencia de las patrullas de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Llegaron a las Islas dejando atrás el Danubio y la pobreza de un país, Rumania, que tiene uno de los niveles de renta más bajos de la Unión Europea. Pronto se dieron cuenta de que la mendicidad bien explotada les puede aportar pingües beneficios. Sin embargo, querían ganar más y lo mejor era diversificar el negocio y que mejor actividad lucrativa que la prostitución.

La Policía tiene constancia de la existencia de varios clanes asentados en la capital tinerfeña, el Puerto de la Cruz y el Sur de la Isla. Actualmente en la capital controlan las principales vías de entrada, avenida Tres de Mayo, Reyes Católicos, Avenida de Bélgica y Avenida Manuel Hermoso Rojas. Delante de cada semáforo, los siete días de la semana y los 365 del año, en horas de mañana y de tarde, hombres y mujeres del país romaní se turnan para solicitar limosnas.

Dueños de las calles

Estas calles estaban ocupadas por trotamundos de diferentes nacionalidades los cuales fueron intimidados para que pagasen un canon por seguir actuando ante los más de 26.000 conductores que a diario entran hasta Santa Cruz. El que no se allanaba ante tal exigencia se exponía a una paliza. Finalmente, los rumanos se hicieron con las calles.

Con la llegada de los numerosos cruceros al Puerto de Santa Cruz de Tenerife, los cabecillas de estos rumanos, uno de los cuales vive en el Sur y está casado con una española, pronto se dieron cuenta del poder adquisitivo de los turistas que visitan la isla por unas horas y después continúan viaje. En ese momento hicieron su aparición los carteristas, muchos de los cuales son rumanos y que actúan en grupos formados por tres o cuatro.

Los cabecillas de los rumanos se percataron de que la mendicidad ante las puertas de las principales cadenas de supermercados e iglesias son otra fuente segura de ingresos, por lo que rápidamente extendieron el 'negocio' hacia estos lugares. Un furgón cada mañana deja ante las puertas y avenidas de las principales calles de la Isla.