Tres individuos supuestamente agredieron sexualmente a una menor de 15 años en el interior de una vivienda de autoconstrucción en el municipio tinerfeño de la Candelaria y tras grabar las escenas las colgaron en la red. No satisfechos con la acción, un cuarto joven que tuvo acceso a las imágenes, se acercó a la víctima a la que pidió dinero y sexo a cambio de no decírselo a su familia. Cuando la noticia llegó a la madre, ella compró el material, lo que sirvió para interponer dos denuncias, una en el Cuerpo Nacional de Policía y otra en la Fiscalía de Menores.

Los hechos, si bien ocurrieron en abril del pasado año, fueron descubiertos por la madre coraje de la chica hacia finales del año pasado tras tener conocimiento de que en un vídeo que circulaba por las redes sociales, su hija, supuestamente era objeto de una brutal agresión sexual. Además, los participantes se dedicaron a sacarle fotografías a la menor. Se da la terrible circunstancia de que la madre de esta joven tuvo que ponerse en contacto con un individuo, que en principio no participó en estos actos, pero que era poseedor de una serie de fotografías con las que presuntamente extorsionaba a la víctima a la que pedía dinero y sexo. Finalmente, previo pago, adquirió las citadas fotos.

Su hija llegó ese día en un estado de nerviosismo, desorientada, temblando, muerta de frío, con sensación de pánico y pidiendo perdón. Al día siguiente la menor manifestó a su madre que le dolía todo el cuerpo, por lo que permaneció en posición fetal.

El problema se agudizó cuando los órganos judiciales ante los cuales interpuso la correspondiente denuncia todavía no han tomado declaración a los implicados.

Esta madre desesperada se dirigió al Grupo de Menores del Cuerpo Nacional de Policía donde también denunció los hechos.

Tres de los sujetos podrían estar identificados y según pudo saber la madre coraje, su hija acudió junto a una amiga hasta un bar de la zona de Benito Pérez Armas donde esperaban los tres individuos. Allí, según relató la víctima les dieron a tomar tres pastillas de colores, siendo una roja en forma de corazón, otra morada triangular y la última amarilla redonda. La víctima no quería tomarlas, pero después de mucha insistencia, ella y una amiga que le acompañaba accedieron. A partir de este momento, recuerda poca cosa, solo que entraron en una casa terrera en Candelaria, hecha de bloques, tipo autoconstrucción en la que vive un ocupante llamado Tino. Los otros dos son conocidos como el Alemán y el Rubio.

Una vez en la habitación, probablemente por efecto de las pastillas que pudieron anular la voluntad de la muchacha, estos consiguieron que se desnudase y a partir de ahí comenzaron los abusos sexuales que fueron cometidos por estos individuos mientras un tercero se dedicaba a grabarlos. Quince días después de los hechos, la madre de una de las víctimas se enteró de que su hija está siendo extorsionada por un individuo que le pide 50 euros a cambio de no divulgar las fotos que tiene en el móvil.

A raíz de estos hechos, la joven ha sufrido distintos episodios que han obligado a su ingreso en un centro médico, aparte de acarrearle diferentes perjuicios tales como trastornos psíquicos graves. Es más, la menor debido a estos problemas ha faltado a clase durante este curso más de una treintena de veces. En estos momento se encuentra bajo tratamiento médico y sigue un tratamiento antidepresivo.

La madre de la niña cree que si estos tres sujetos han llegado a hacer esto con su hija, otras menores han podido ser víctimas de situaciones similares y que por vergüenza en unos casos y temor en otros, no han sido capaces de interponer denuncia.