Los vecinos del pueblo de Louchats, de unos 700 habitantes, próximo a Burdeos, en el departamento de Gironda, en el suroeste de Francia, consternados por un nuevo infanticidio en suelo galo. En una vivienda de esta localidad se descubrieron los cadáveres de cinco recién nacidos, cuatro de ellos congelados.

La esposa, una mujer de 35 años sin antecedentes policiales, se encuentra en un hospital universitario de Pellegrin, en Burdeos, donde la están sometiendo a análisis psiquiátricos y ginecológicos para establecer si tiene vínculos sanguíneos con todos los neonatos.

Por ahora, la fiscal del caso, Anne Kayanakis, afirmó que se estableció el parentesco con uno de los pequeños, un "bebé de sexo masculino y viable" que probablemente nació el pasado martes y falleció horas después. "Son personas que no llamaban la atención. A priori, parece que ella es la madre de los niños. Queda por determinar las circunstancias de su nacimiento, de su muerte y de su ocultación", señaló la representante del ministerio fiscal. El último cadáver fue el que destapó el macabro suceso, de cuya investigación se hará cargo a partir de hoy un juez de instrucción, que intentará establecer la posible responsabilidad del matrimonio en las muertes, además de esclarecer si escondían en la casa más cadáveres.

Sorprende que se trate de una mujer menuda que, según declaran los vecinos a la prensa local, ronda los 50 kilos de peso y en las últimas semanas no presentaba síntomas de estar embarazada.

El padre de la familia, que tiene dos hijos de 13 y 15 años, dio la alerta a las fuerzas del orden el pasado jueves, al descubrir un cuerpo de bebé sin vida en una bolsa de congelados. La Gendarmería, que le interrogó primero como testigo y luego lo detuvo para presentarle ante un juez, registró después el domicilio, donde encontró los otros cuatro cuerpos ocultos en un congelador.

Ahora los investigadores intentan establecer si el padre, un agricultor de 40 años, sabía más de lo que contó del extraño suceso, mientras los forenses tienen previsto practicar hoy la autopsia a los otros cuatro cadáveres hallados en el domicilio familiar, a unos cincuentena de kilómetros al sur de Burdeos.

"Manifestó cierto abatimiento" ante los gendarmes, pero "tiene que explicar lo que pudo constatar, lo que pudo descubrir y lo que pudo observar", indicó la fiscal en rueda de prensa. Los primeros elementos de la investigación apuntan a que la esposa, empleada de un vivero, habría disimulado los embarazos y dado a luz sola.

También prestarán declaración otros miembros de la familia y conocidos de la pareja, y se procederá a un examen más detallado de la vivienda, que incluirá la excavación del jardín, por si pudiera haber cuerpos enterrados. "Son gente discreta que nunca dio el mínimo problema. Personas que se levantan todos los días para ir a trabajar. Estamos aturdidos", comentó al diario regional Soud Ouest el alcalde del municipio, Philippe Carreyre.

De confirmarse la hipótesis del infanticidio, sería el peor crimen de ese tipo registrado en Francia desde 2010. En julio de ese año, unos vecinos de la localidad de Villers-au-Tertre, en la región de Nord-Pas-de-Calais, en el norte del país, encontraron enterradas en su jardín bolsas plásticas con restos humanos. La investigación descubrió que una discreta madre de familia de la localidad, de 45 años, había asfixiado a sus ocho hijos recién nacidos, a los que mató y escondió durante más de una década.

Sin embargo, con cierta periodicidad se descubren en Francia casos similares, que levantan gran revuelo mediático y suelen estar vinculados a desórdenes mentales de las madres.

En marzo de 2013, los cadáveres de dos bebés fueron hallados en un congelador de una vivienda de Ambérieu, en la región Ródano-Alpes, en el centro de Francia, por lo que fue arrestada una mujer de 32 años que ya había sido objeto de un procedimiento judicial por infanticidio. También aquella vez, el descubrimiento lo hizo la pareja de la detenida, que tras hallar uno de los cuerpos avisó a los gendarmes, que encontraron un segundo cadáver.