Los helicópteros de rescate comenzaron ayer a evacuar los primeros cadáveres de la tragedia del vuelo de Germanwings en los Alpes franceses, y a depositarlos en la morgue instalada en Seyne les Alpes, pese a que se había indicado que las malas condiciones obligaban a posponer la operación para hoy jueves. Por el momento, se desconocen las causas de este inexplicable accidente del avión Airbus 320 de Barcelona a Düsseldorf, que se ha cobrado la vida de 150 pasajeros y tripulantes de 18 nacionalidades, entre ellos 51 españoles (aunque Germanwings solo ha reconocido 35) y 72 alemanes.

Según el diario estadounidense The New York Times, uno de los pilotos del avión se encontraba fuera de la cabina de mando antes del accidente, tal y como informa un oficial militar de alto rango involucrado en la investigación.

La fuente consultada por el periódico explica que en la primera parte del vuelo entre Barcelona y Düsseldorf se escuchaba una conversación "muy suave" entre los pilotos. Sin embargo, el audio indica que a continuación "uno de los pilotos salió de la cabina y no pudo volver a entrar".

"Desde fuera estaba golpeando en la puerta y no había una respuesta", agregó el investigador, que indica cómo la intensidad de los golpes se iba incrementando sin encontrar respuesta. El informador del New York Times -en condición de anonimato, pues continúan las investigaciones- dice desconocer la razón por la que uno de los pilotos abandonó la cabina.

Sin embargo, la esperada conferencia de prensa de Rémy Jouty, director de la Oficina de Investigaciones y Análisis de Aviación (BEA, en sus siglas francesas) solo aclaró en la tarde de ayer muy escasas incógnitas. Por ejemplo, indicó que el avión no había explotado en el aire, puesto que los restos hubiesen sido más grandes y estarían desperdigados en un radio mayor de superficie. Descartó que se hubiese producido una parada de los motores del A320. Negó que la meteorología hubiese sido un factor clave en el accidente y aclaró que no disponen de "un escenario de datos" sobre una despresurización.

La comparecencia había levantado mucho interés, ya que los investigadores tenían en su poder el Voice Recorder (Grabador de voz) del avión y se esperaba que pudiesen ofrecer una primera hipótesis, ya fundada en las conversaciones de los pilotos, pero Jouty se mostró cauteloso en extremo. "Tenemos el sonido y las voces de todo el vuelo, hasta el impacto", anunció. "No puedo comentar si los pilotos estaban conscientes", continuó, para añadir: "Hay voces, pero no puedo decir nada más. No sabemos quién habla, necesitamos tiempo para aclarar estos detalles". Tampoco aclaró en qué lengua hablan las personas que se encontraban en la cabina. En definitiva, necesitarán varias semanas para aclarar las causas del desastre, y necesitarán encontrar la segunda "caja negra", la que recoge los parámetros técnicos del vuelo. Por el momento está perdida, solo se ha encontrado la carcasa.

Lo que hace inexplicable este accidente es el hecho de que los pilotos no respondiesen a las tres llamadas que les hizo la torre de control de la Alta Provenza. La última vez que conectaron con los pilotos fue justo a las diez y media de la mañana. Pidieron al avión que se mantuviera en la altitud que tenía en ese momento, 38.000 pies, o lo que es lo mismo, 11.582 metros.

A las diez horas, 31 minutos y dos segundos, se inició el inexplicable descenso del aparato, demasiado fuerte para ser normal, demasiado lento para respon- der a una situación de emergencia. De inmediato, la torre de control lanzó una primera llamada de alerta al avión, sin respuesta. El descenso del avión continuó durante casi diez minutos, regu-lar, a razón de unos 3.000 o 4.000 pies, entre 900 y 1.200 metros, por minuto.

La segunda llamada de la torre de control se produjo a las 10 horas, 35 minutos y ocho segundos, de nuevo sin éxito. Los controladores observaban impotentes la caída del avión. En ese momento, los controladores lanzaron la advertencia de "Nivel de emergencia" (Detresfa Distress Phase) y cursaron aviso al servicio de rescate aéreo para que se pusiese en prealerta ante la posibilidad de que tuviesen que salir para una incidencia. En ese momento, estaba a una altura de unos 7.500 metros.

Minuto y medio después, a las diez horas, 36 minutos y 47 segundos, la torre lanza un tercer aviso. Ante la falta de respuesta, la torre emitió una alerta al centro nacional de control, y a las 10 horas y 40 minutos salió un caza Mirage 2000 de la base de Orange para interceptar el aparato. Un minuto después, a las 10 y 41 minutos, el Airbus 320 desapareció del radar de la torre, cuando se encontraba a una altura de 1.890 metros. El aparato acababa de estrellarse.

Ocho minutos después, a las diez y 49 minutos, dos helicópteros militares despegaron hacia la última localización del avión. Siguiendo una línea recta, hacia el macizo de los Tres Obispos, establecieron contacto visual con los restos del aparato a las once y diez de la mañana. El resto ya se sabe. Los tripulantes de los helicópteros reportaron que el avión se había desintegrado en un radio de dos kilómetros y que no había signo alguno de vida.

La única explicación que han dado las autoridades francesas es que no tienen explicación para lo ocurrido. La trayectoria seguida por el avión es compatible con la de un aparato guiado por pilotos, aunque resulta incomprensible que los dirigiesen contra una montaña. Tanto las autoridades políticas francesas como el director del comité de investigación indican que no hay ninguna hipótesis descartada, y entre ellas está la terrorista, aunque no es la principal vía que siguen las pesquisas.

Las autoridades alemanas también fueron cautas. "Esperamos poder aclarar las causas, pero por el momento no nos permitimos especulaciones sobre lo sucedido", afirmó el ministro de Transporte, Alexander Dobrindt. El de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, sobrevoló el área del accidente en helicóptero, desde donde vio "imágenes terroríficas", según sus propias palabras, "millones" de pequeños fragmentos del avión esparcidos por una "amplia área" de "alta montaña". "El mayor trozo que vimos era una parte del fuselaje con solo tres ventanillas".

También comparecieron directivos de Lufthansa, en concreto su presidente, Carsten Spohr, quien tildó de "inexplicable" lo ocurri- do porque el aparato estaba en buenas condiciones. En el aeropuerto de Düsseldorf y también en El Prat, aseguró que la aerolínea "no ahorra ni ahorrará en seguridad" y salió así de nuevo al paso de informaciones publicadas por distintos medios sobre la reparación realizada en el avión en la víspera de la tragedia. El avión habría sido simplemente revisado la jornada antes del accidente.

Las labores de recuperación de los cadáveres se reanudarán hoy a primera hora de la mañana. También hoy está previsto que se desplacen a Seyne les Alpes los primeros familiares de las víctimas, que en principio cobrarán unos 315.000 euros.