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Tragedia en los Alpes

La catástrofe desde Playa del Inglés

Los visitantes alemanes siguen al detalle los pormenores del accidente del vuelo A320 desde el Sur

La catástrofe desde Playa del Inglés

Si en algo coinciden los turistas alemanes que disfrutan de sus vacaciones estos días en el Sur es que el miedo no conduce a ninguna parte. "El mismo piloto kamikaze" que estrelló intencionadamente el avión de la compañía Germanwinds en los Alpes franceses el pasado martes causándole la muerte a 150 pasajeros "puede estar en la carretera" o "al timón de un barco", asegura el matrimonio Lörenz, quien regresará el próximo martes a su ciudad natal de Düsseldorf tras una semana en la que el tema de conversación con sus compatriotas en la playa ha sido la tragedia del Airbus A320.

El accidente mortal del avión de Germanwinds ha aumentado las ventas esta semana de las principales cabeceras alemanas en los supermercados ubicados en el centro comercial Anexo Dos de Playa del Inglés. En las televisiones de los bares del paseo marítimo retransmiten minuto a minuto los avances de las investigaciones del siniestro aéreo a petición de sus clientes y las redes sociales se han convertido para muchos turistas en la forma más recurrida para seguir la actualidad en su país.

"Estamos de vacaciones pero no por ello nos sentimos ajenos a la tragedia. Resulta imposible ignorar lo sucedido por muy lejos que nos encontremos de casa", explica el jubilado Bernard Sommer, quien a sus 80 años de edad confiesa que hacía tiempo que no le sucedía un accidente de este calibre a una aerolínea alemana.

"Cuando me enteré de la catástrofe me pareció muy raro que se debiera a un problema técnico del aparato, porque si de algo podemos presumir los alemanes es de nuestros conocimientos de ingeniería y mecánica. Sí es verdad que los motores siempre pueden fallar, pero la idea no me convencía", señala Sommer, conmocionado tras conocer que la desgracia fue provocada de manera premeditada por el copiloto, Andreas Lubitz, quien padecía una enfermedad psíquica. "Siempre hay que dejar un margen para el error humano, por cansancio o despiste, pero no para un homicida que tiene bajo su responsabilidad más de un centenar de vidas", concluye el turista.

A escasos metros, en la terraza del Cocktail Bar Treff, el matrimonio Lörenz ojea la prensa germana. "Y pensar que nuestra hija viajó desde nuestra ciudad, Düsseldorf, a Barcelona el año pasado", espeta Ann a su marido.

La pareja vive en el pueblo de Haltern, el lugar del que procedían los 16 alumnos y los dos profesores que fallecieron en el accidente cuando regresaban de un intercambio académico con un instituto catalán. "Es una tragedia, pero también es verdad que pudo haber pasado en cualquier parte del mundo y con cualquier aerolínea", señala Lörenz y añade: "De hecho creo que hay más kamikazes en la carretera que en los aviones. Incluso los hay en barcos y trenes. Desgraciadamente son cosas que pasan y no por ello debemos quedarnos paralizados por el miedo en casa". Los Lörenz vuelven a casa el próximo martes, pero aseguran que volverán de vacaciones a Gran Canaria al menos una vez más en lo que queda de 2015.

A pesar de lo sucedido, los turistas coinciden en que el avión continúa siendo el medio de transporte internacional más "seguro", "cómodo" y "rápido". "Creo que a veces olvidamos que el asfalto se cobra miles de víctimas al año, también debido al atrevimiento humano", matiza la extranjera.

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