Capitanía Marítima decidió en la madrugada de ayer remolcar a altar mar el pesquero ruso Oleg Naydenov, en cuyo interior se inició un incendio la tarde del pasado sábado que anoche aún continuaba activo, ante el riesgo de que explosionara o se hundiera en el muelle Reina Sofía, donde estaba amarrado. El capitán marítimo de Las Palmas, Pedro Mederos, aseguró ayer que el barco fue llevado a unos 50 kilómetros mar adentro al sureste de Gando por seguridad después de que se escorara unos 10 grados a babor. Además, apuntó que, en principio, en la zona en la que se encuentra no existe riesgo de que se produzca una catástrofe medioambiental que afecte a las Islas por un posible vertido de combustible ya que el buque está cargado con 1.409 toneladas de fuel del tipo IFO-380.

La decisión de alejar el barco de la bahía capitalina se tomó durante la noche del sábado al domingo, aunque fue sobre las tres de la madrugada cuando se procedió a realizar la operación. Se hacía después de que los bomberos, Salvamento Marítimo y un remolcador privado llevaran más de 12 horas luchando contra el fuego que se había originado en las entrañas del navío. Los profesionales del cuerpo de extinción de incendios trataron de acceder hasta en tres ocasiones a las dependencias del barco para tratar de apagar el fuego, pero el intenso calor y las llamas impidieron que trabajaran en los estrechos pasillos de las diferentes cubiertas.

Uno de los objetivos era llegar hasta el generador de electricidad que propició el incidente sobre las 13.30 horas del sábado, cuando los 72 tripulantes rusos del Oleg Naydenov se preparaban para zarpar hacia la costa de Mauritania para empezar a pescar. Tenían permiso para partir a las 20.00 horas después de más de un mes en el puerto de La Luz. Durante ese tiempo, el pesquero, de 120 metros de eslora, permaneció en unos astilleros para realizar mejoras. Además, en los últimos días había cargado sus bodegas de víveres y otros productos para pasar semanas en alta mar.

Desde el exterior los equipos de emergencia trataron de enfriar el casco para así poder apagar las llamas. Aunque se llegó a controlar el incendio, dentro había varias zonas que aún seguían ardiendo. Uno de los principales riesgos estaba en la gran cantidad de cartones acumulados que había en la bodega. El hecho de que este material prendiera iba a agravar el incendio porque suponía combustible para avivar aún más las llamas.

A última hora de la noche del sábado, el buque comenzó a escorarse a babor, lo que alarmó a los responsable del puerto. Estos, ante la posibilidad de que zozobrara, explosionara o produjera algún derrame de las más de mil toneladas de combustible que llenaban sus tanques, decidieron sacarlo fuera de las instalaciones portuarias. "Representaba un peligro grave", expresó ayer Mederos, que, sin embargo, preciso que la posibilidad de que el fuego alcance los tanques de fuel es casi inexistente debido a que estas embarcaciones cuentan con dobles fondos para evitarlo.

La embarcación Miguel de Cervantes de Salvamento Marítimo y los buques de remolque de la empresa Boluda procedieron a realizar la maniobra para llevarlo fuera de la zona marítima de Canarias. Durante el traslado, en el que se dejó de expulsar agua a la cubierta, el incendio cogió virulencia y provocó grandes llamaradas en la popa, que está considerablemente afectada, según indicaron las fuentes consultadas.

Un helicóptero de Salvamento Marítimo sobrevoló en el día de ayer el Oleg Naydenov. Desde las alturas los efectivos del organismo estatal pudieron apreciar la evolución del incendio. Otra de las embarcaciones de esta institución, el Punta Salinas, se trasladó desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde tiene su base, para seguir con el arrastre hasta unos 50 kilómetros al sureste de la península de Gando, donde desde la seis de la tarde de ayer permanece el navío afectado sin gobierno aunque enganchado al remolcador.

La intención de Capitanía Marítima es que el incendio pierda fuerza durante las próximas horas. Una vez extinguido, y si finalmente no zozobra, los técnicos accederán al interior del barco para comprobar su estado. Mederos apuntó que no es partidario de provocar el hundimiento del pesquero y que espera que, a pesar de los daños que pueda tener tras más de un día con el fuego dañando su estructura, finalmente sea traslado hasta el Puerto de La Luz para que sea reparado y que vuelva a faenar en las costas.

Asimismo, el capitán marítimo aseguró que el traslado a alta mar se debió para evitar, entre otros riesgos, el de un vertido que afectara a la costa este de Gran Canaria. En este sentido, indicó que no prevé que si finalmente se produce un derrame de combustible éste pueda afectar a las costas del Archipiélago.