La declaración de un adolescente de trece años, a su padre, de que había visto cómo dos individuos encapuchados se llevaban a la fuerza a una joven de entre 16 y 18 años en la zona de San Agustín, en San Bartolomé de Tirajana, provocó ayer una gran alarma en Gran Canaria y desató el síndrome del "secuestro" con el recuerdo en las redes sociales de Sara y Yeremi. El aviso de este supuesto secuestro fue investigado por la Policía Nacional de toda la Isla sin localizar ningún indicio de delito, al menos, hasta el cierre de esta edición.
Después de que el progenitor alertase del supuesto rapto a la Policía Local del municipio sureño y ésta al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes)-112 del Gobierno de Canarias, las fuerzas de seguridad del Estado y los cuerpos locales de seguridad pusieron en marcha un operativo de investigación. El adolescente, según avanzaba la tarde, ofrecía más dudas sobre su relato, mientras cobraba una mayor trascendencia social.
Eso sí, las actuaciones policiales y las medidas de control en toda la isla de Gran Canaria se iban a realizar ayer con celeridad, aunque también con prudencia, por la posibilidad de tratarse de una falsa alarma. Cabe señalar que fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Canaria señalaron ayer que no se había presentado denuncia alguna por parte de familiares de una menor secuestrada.
Incluso, el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana informó a través de un comunicado urgente que las actuaciones sobre estos hechos las lleva a cabo la Policía Nacional, con la colaboración de la Local.
El menor había declarado a su padre que dos hombres, encapuchados, se habían llevado sobre las tres de la tarde a una chica de 16 a 18 años, rubia y que vestía un bikini de color azul, en las proximidades del hotel Costa Canaria en una furgoneta de color gris, según otras fuentes eran de color marrón, y con franjas de colores tipo cebra.
Según personas que conocieron el relato del menor, donde primero dijo que veía una media que cubría la cabeza de un atacante, después fue una gorra. La directora del mencionado hotel acudió a los periodistas y cámaras de televisión que estaban delante del edificio para asegurar que ni la Policía ni ninguna familia acudió al establecimiento hotelero. "No sabemos nada de ese supuesto secuestro. Si es verdad, no es con ningún cliente nuestro", comentó perpleja.
Varios trabajadores de los negocios que están frente al recinto hotelero señalaron que desconocían lo que había ocurrido. "Yo estoy aquí, trabajando desde la una de la tarde, entrando y saliendo, atendiendo a la terraza. No he visto nada anormal, ni frenazos o gritos. Es una zona muy transitada", afirmó un camarero, que agregó que "sólo vi pasar en tres ocasiones a vehículos de las policías Nacional y Local, pero sólo circular por el lugar".
El relato del niño de unos hechos ocurridos sobre las tres de la tarde en San Agustín solo fueron vistos por el menor. Este testigo no sabía precisar si la chica fue tratada con violencia por sus presuntos captores y tampoco si mostró resistencia. Tampoco ninguna familia presentó una denuncia por secuestro de una chica ni se puso en contacto con la policía por este motivo. Responsables de los cuerpos y fuerzas de seguridad recordaban ayer que se han dado casos anteriores que han resultado ser interpretaciones erróneas, por lo que aseguraban que en un principio no había motivos para la alarma. La inconsistencia y vaguedad del relato del menor, que afirmó a los agentes que "cree haber visto", desde una distancia de unos cien metros, cómo se llevaban a la chica, restaba trascendencia a lo ocurrió ya a última hora de la noche.
