No fue él quien mató a las jóvenes de Cuenca y no puede volver a España porque han sido amenazados de muerte tanto él como su familia. Sergio Morate, de 29 años, el presunto autor del asesinato de Marina Okarynska y Laura del Hoyo, presentó ayer estos argumentos ante el juez de Timisoara para evitar su extradición, pero el magistrado decidió encarcelarle de forma preventiva durante quince días en tanto se inician los trámites para su repatriación por parte de las autoridades españolas. Según su letrada de oficio, Claudia Candea, el presunto homicida indicó que su exnovia Marina Okarynska es de origen ucraniano, y que sus familiares tienen contactos que podrían poner en peligro su vida.

Morate compareció ante el tribunal esposado, con la mirada clavada en el suelo y gesto impasible, flanqueado por dos fornidos agentes de la Policía de Investigación Criminal rumana. No respondió a las preguntas que le plantearon los periodistas rumanos mientras se dirigía a presencia del juez. El presunto asesino presentaba un aspecto menos fornido que el de la foto divulgada a raíz de la desaparición de las jóvenes. Al parecer, perdió unos veinte kilos en los últimos tiempos a consecuencia de un cáncer de testículos.

La Policía rumana divulgó ayer imágenes de la detención de Sergio n Morate y los dos rumanos que le acompañaban, uno de ellos su amigo István. Cuando los agentes rumanos irrumpieron en la vivienda, situada en un complejo de apartamentos de Lugoj, al oeste de Rumanía, Morate estaba sobre la cama. Ninguno de los tres reaccionó violentamente ante la irrupción de los agentes, que estaban fuertemente armados, y se dejaron llevar mansamente hasta los vehículos policiales que les llevaron al Centro de Detención y Arresto Preventivo de Timisoara. Los dos rumanos quedaron en libertad ayer, aunque han sido presentados cargos contra István, que será investigado por presunta complicidad. Este rumano coincidió con Morate en la cárcel en 2009, cuando el presunto asesino cumplió condena por retener y agredir sexualmente a una exnovia. István salió de prisión hace dos años, Morate en 2010. Hay quien asegura haber visto al rumano hace 20 días en Cuenca.

También se conocieron ayer algunos detalles de las autopsias de las víctimas, cuyos cadáveres se encontraron en la tarde del pasado miércoles en una poza del río Huécar, cubiertas con cal viva. Aunque esta sustancia, comprada unos días antes del doble crimen -lo que hace sospechar a la Policía que se trató de una acción perfectamente planificada-, causó graves daños en los cadáveres, al acelerar la descomposición de los mismos, los forenses judiciales han podido establecer que las jóvenes murieron por asfixia, concretamente al ser estranguladas, en el caso de Marina Okarynska, con una brida. Las dos fueron además brutalmente golpeadas. Laura presentaba un fuerte golpe en el pómulo; Marina, en la cabeza.

Los investigadores creen que el crimen se produjo en la vivienda de Sergio Morate, situada en la urbanización Ars Natura, situado a kilómetro y medio del barrio del Pozo de las Nieves, donde residían las víctimas. También sospechan que Morate solo había planeado matar a Marina, con la que había tenido una relación finalizada un año atrás.

La joven había rehecho su vida en Ucrania y estaba de vacaciones en Cuenca, donde reside su familia desde hace algunos años. La joven, conocedora del carácter de su exnovio, había llamado a una amiga para que la acompañase. En el último momento, esta amiga no pudo acompañarla, y Marina llamó a Laura del Hoyo, otra joven a la que conocía desde la adolescencia.

Desde un principio, los familiares pensaron que había ocurrido algo malo. Los de Marina, porque conocían la violenta personalidad de Morate. Los de Laura, porque ésta se había dejado unas pastillas para el tratamiento de sus arritmias que sin duda se hubiese llevado de haberse marchado voluntariamente.

Traslado

La Policía cree además que fue el propio Morate el que desplazó los cuerpos de las víctimas en su propio coche hasta el paraje en el nacimiento del río Huécar en el que posteriormente fueron encontrados por una mujer en la tarde del miércoles. La poza está situada muy cerca de la localidad de Palomera, donde reside la familia de Morate, y a nueve kilómetros de la capital conquense.

Una vez que se deshizo de los cadáveres, emprendió la huida. Cruzó la frontera con Francia por Portbou (Gerona), cruzó el sur de Francia, el norte de Italia, Eslovenia y pasó luego a Hungría, desde la que llegó a la localidad rumana de Lugoj, un periplo de 2.800 kilómetros. Tras la frontera con Francia, cometió el error que a la postre le ha llevado a la cárcel, encender su teléfono móvil, lo que permitió a la Policía seguir su rastro a lo largo de media Europa y establecer su ubicación.

Los agentes españoles, que, una vez hallados los cadáveres, estaban convencidos de que la detención se produciría más pronto que tarde, se pusieron en contacto con la Policía rumana. Finalmente, la detención se produjo a las seis y media de la tarde de anteayer jueves, en el apartamento de István. El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, agradeció la eficacia de la Policía rumana e indicó que se agilizarán los trámites de extradición. Cosidó señaló que no se sabe por el momento cuándo el presunto asesino será traído a España, pero que se hace "todo lo posible" para que esté "cuanto antes a disposición del juez".