El suicidio de una ciudadana británica en la localidad turística de Corralejo, municipio de La Oliva, ocurrido el pasado día 20 de agosto, suscitó una serie de dudas entre los investigadores derivada de la posibilidad de que tras su muerte se escondiera algún tipo de delito, hasta el punto de que se efectuaron dos autopsias. Las dos determinaron que la causa del óbito fue suicidio. Con todo, tras la primera revisión forense, la investigación se mantuvo abierta. El escenario y las circunstancias de la muerte alimentaban algunas sospechas.

Charlote J. R., una joven inglesa de 27 años, residía desde hacía tiempo en el complejo de apartamentos El Sultán, en Corralejo, con su familia. Tenía dos hijos y en el momento de su fallecimiento se encontraba embarazada de un mes y medio. La muerte se produjo con un cuchillo de grandes dimensiones y el cuerpo presentaba tres cuchilladas profundas en el tórax, que originaron la muerte casi instantánea. Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, tras analizar los hechos que rodearon el trágico suceso, determinaron inicialmente que el fallecimiento se produjo de forma voluntaria. Estas conclusiones también fueron refrendadas por los resultados de la necropsia.

Sin embargo, el proceso de investigación, pese a las escasas diligencias practicadas, pues no se interrogó a los vecinos, ni se llevaron a cabo más análisis, se planteó una serie de dudas derivadas de la inspección ocular de la vivienda donde fue hallado el cadáver. Los agentes se encontraron con el hecho de que el lugar en el que ocurrió el suceso estaba absolutamente limpio. No quedaban rastros de sangre en el cuchillo. Por si fuera poco, incluso se había procedido al lavado de diversas piezas de la ropa de cama de la finada. Todas estas circunstancias hicieron sospechar que tras el óbito pudiera esconderse un delito.

Al conocer estos detalles y como quiera que en los últimos meses se ha detectado en el conjunto del país una tendencia a hacer pasar como suicidios algunos casos de violencia de género, el juez de guardia el día que ocurrieron los hechos solicitó una segunda autopsia.

Muerte voluntaria

En la nueva necropsia realizada por otro forense se encontraban presentes agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil. A pesar de la dudas que se habían generado el resultado fue el mismo: muerte voluntaria.

Este periódico intentó conocer la opinión de la familia de la fallecida. Sin embargo, en un ambiente de clara hostilidad y sin apenas mediar palabra, no quisieron recibir a los periodistas de este medio. Los vecinos de los apartamentos próximos a la vivienda donde se produjeron los hechos también evitaron pronunciarse sobre la muerte de la ciudadana británica. Las personas a las que se le pidió información evitaron no solo identificarse, sino que mostraron un total mutismo sobre las causas que rodearon al suceso y que tantas sospechas generó.